“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras para que
nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.”
El concepto gracia puede llegar a
ser un concepto muy abstracto y difícil de llegar a comprender en su totalidad.
Imagina por un momento que tienes un hijo de seis años, y que este niño es
brutalmente asesinado y violado, ¿Qué actitud tendrías ante el asesino? En el
caso de que utilizaras toda tu fuerza para matar al asesino por su delito esto
sería venganza. Si tu contentamiento fuese solamente dejar que las autoridades judiciales
llevasen a los tribunales y le castigasen con la condena máxima, eso sería
justicia. Pero, si perdonaras al asesino, lo invitaras a vivir en tu casa y lo
adoptaras como hijo, entonces esto es gracia. Ahora el concepto ya no es tan
abstracto, ahora cualquiera que lea lo que es diría que la gracia simplemente
es una locura.
La realidad es que la gracia es
el motivo por el que los hijos de Dios somos salvos “porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe. Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Esta es la realidad y
el gran misterio del evangelio, la gracia.
El ser humano necesita sentir que
merece lo que tiene, que su esfuerzo tiene su recompensa, pero esto no trabaja
así en la salvación. Muchos defendiendo que la salvación no es por obras han
errado también al decir que lo que salva es la fe, esto tampoco es real, la fe
es el medio que Dios utiliza para que su gracia sea efectiva, en otras
palabras, Dios pone fe en el corazón de algunos hombres y mujeres para que por
medio de esa fe dada por Dios la gracia sea efectiva. En el proceso de la
salvación Dios no buscaba ningún mérito en el hombre, Dios no quería que ningún
hombre pudiese colgarse la medalla de haberse salvado, porque la realidad es
que Dios no comparte su gloria con nadie. La salvación del hombre es una obra
milagrosa hecha por el más poderoso, el hombre es un elemento pasivo, es Dios
el que actúa.
¿Cómo puedo saber que soy hijo de
Dios? El libro de 1ª Juan podría ser un buen test, hacia el final del libro “Estas cosas os he escrito a vosotros que
creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”
Dios nos ha dejado preparadas unas pruebas escritas para comprobar que tenemos
vida eterna, igualmente, parte de la gracia de Dios ha sido crear “buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.” Si, esto es impactante, quiere decir
que las cosas que nosotros hacemos buenas, no es porque nosotros queramos, sino
porque Dios las había preparado para que las hiciésemos.
Esto es la sublime gracia,
pecadores que habían atacado a Dios, siendo sus enemigos a los que Dios no solo
no descarga su venganza y su ira sobre ellos, no busca justicia condenándolos,
sino que demuestra gracia al perdonarnos por medio de Cristo, nos da ropas resplandecientes
y blancas, nos abre las puertas de su casa y nos adopta como hijos. Pero no se
queda aquí hasta nos prepara situaciones para que hagamos lo bueno. Este es
nuestro Dios, un Dios amoroso lleno de gracia que busca su gloria y nos utiliza
a nosotros para recibirla.
AP
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