Efesios 2:8-10 - Sublime gracia


“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que  nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

El concepto gracia puede llegar a ser un concepto muy abstracto y difícil de llegar a comprender en su totalidad. Imagina por un momento que tienes un hijo de seis años, y que este niño es brutalmente asesinado y violado, ¿Qué actitud tendrías ante el asesino? En el caso de que utilizaras toda tu fuerza para matar al asesino por su delito esto sería venganza. Si tu contentamiento fuese solamente dejar que las autoridades judiciales llevasen a los tribunales y le castigasen con la condena máxima, eso sería justicia. Pero, si perdonaras al asesino, lo invitaras a vivir en tu casa y lo adoptaras como hijo, entonces esto es gracia. Ahora el concepto ya no es tan abstracto, ahora cualquiera que lea lo que es diría que la gracia simplemente es una locura.

La realidad es que la gracia es el motivo por el que los hijos de Dios somos salvos “porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Esta es la realidad y el gran misterio del evangelio, la gracia.

El ser humano necesita sentir que merece lo que tiene, que su esfuerzo tiene su recompensa, pero esto no trabaja así en la salvación. Muchos defendiendo que la salvación no es por obras han errado también al decir que lo que salva es la fe, esto tampoco es real, la fe es el medio que Dios utiliza para que su gracia sea efectiva, en otras palabras, Dios pone fe en el corazón de algunos hombres y mujeres para que por medio de esa fe dada por Dios la gracia sea efectiva. En el proceso de la salvación Dios no buscaba ningún mérito en el hombre, Dios no quería que ningún hombre pudiese colgarse la medalla de haberse salvado, porque la realidad es que Dios no comparte su gloria con nadie. La salvación del hombre es una obra milagrosa hecha por el más poderoso, el hombre es un elemento pasivo, es Dios el que actúa.

¿Cómo puedo saber que soy hijo de Dios? El libro de 1ª Juan podría ser un buen test, hacia el final del libro “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.” Dios nos ha dejado preparadas unas pruebas escritas para comprobar que tenemos vida eterna, igualmente, parte de la gracia de Dios ha sido crear “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Si, esto es impactante, quiere decir que las cosas que nosotros hacemos buenas, no es porque nosotros queramos, sino porque Dios las había preparado para que las hiciésemos.

Esto es la sublime gracia, pecadores que habían atacado a Dios, siendo sus enemigos a los que Dios no solo no descarga su venganza y su ira sobre ellos, no busca justicia condenándolos, sino que demuestra gracia al perdonarnos por medio de Cristo, nos da ropas resplandecientes y blancas, nos abre las puertas de su casa y nos adopta como hijos. Pero no se queda aquí hasta nos prepara situaciones para que hagamos lo bueno. Este es nuestro Dios, un Dios amoroso lleno de gracia que busca su gloria y nos utiliza a nosotros para recibirla.


AP

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