Nehemías 11 - Orando por los que sirven


"Y bendijo el pueblo a todos los que se ofrecieron para habitar en Jerusalén"

Hoy en día las cosas han cambiado mucho, pero hace unos cuantos años atrás era habitual que todos los hombres al cumplir los 18 años fuesen llamados a cumplir el servicio militar. Aquí era donde llegaba la gran intriga unos eran enviados relativamente cerca de casa, otros al lado permitiéndoles incluso por la cercanía poder ir a dormir a diario a casa otros en cambio eran enviados a ciudades lejanas donde tenían que apartarse de su familia, de sus amigos, de su entorno habitual, donde hasta ese día habían estado viviendo.

Una vez acabada la reconstrucción de las murallas, una vez la ciudad estaba organizada tocaba repoblarla y de todas las tribus de Israel se enviaron personas que abandonarían a sus familias, su entorno, sus comodidades para irse a vivir a una ciudad nueva donde tendrían que empezar de cero. Ante esto el pueblo se volcó e hicieron lo mejor que podían hacer "y bendijo el pueblo a todos los que se ofrecieron para habitar en Jerusalén."

Hoy en día siguen habiendo muchos que abandonan sus casas, que dejan sus entornos, que se marchan de sus familiares, amigos, que renuncian a sus trabajos para irse a lugares lejanos con el único propósito de servir a Dios, con el mensaje del evangelio como bandera, con el objetivo que las personas que viven en sitios donde el cristianismo esta perseguido, en países como China, como Corea, o donde nunca ha llegado, en selvas donde habitan civilizaciones antiguas con sus propios ritos y que nunca han escuchado de Jesucristo.

Estas personas son realmente dignas de alabar, personas que entregan sus vidas para Dios, es cierto que no todos somos llamados a hacer esto, pero sí que estamos llamados a orar por ellos, exactamente igual que el pueblo bendijo a aquellos que fueron a Jerusalén, nosotros debemos orar y bendecir a aquellos que están en persecución, debemos clamar a Dios para que les de fuerzas y les ayude. Tengamos en nuestras oraciones a todos los misioneros, oremos y clamemos por ellos, la labor que hacen no tiene precio y nosotros debemos orar por ellos y bendecirlos.


AP

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