"Y bendijo el pueblo a todos los que se ofrecieron para habitar en
Jerusalén"
Hoy en día las cosas han
cambiado mucho, pero hace unos cuantos años atrás era habitual que todos los
hombres al cumplir los 18 años fuesen llamados a cumplir el servicio militar.
Aquí era donde llegaba la gran intriga unos eran enviados relativamente cerca
de casa, otros al lado permitiéndoles incluso por la cercanía poder ir a dormir
a diario a casa otros en cambio eran enviados a ciudades lejanas donde tenían
que apartarse de su familia, de sus amigos, de su entorno habitual, donde hasta
ese día habían estado viviendo.
Una vez acabada la
reconstrucción de las murallas, una vez la ciudad estaba organizada tocaba
repoblarla y de todas las tribus de Israel se enviaron personas que
abandonarían a sus familias, su entorno, sus comodidades para irse a vivir a
una ciudad nueva donde tendrían que empezar de cero. Ante esto el pueblo se
volcó e hicieron lo mejor que podían hacer "y bendijo el pueblo a todos
los que se ofrecieron para habitar en Jerusalén."
Hoy en día siguen habiendo
muchos que abandonan sus casas, que dejan sus entornos, que se marchan de sus
familiares, amigos, que renuncian a sus trabajos para irse a lugares lejanos
con el único propósito de servir a Dios, con el mensaje del evangelio como
bandera, con el objetivo que las personas que viven en sitios donde el
cristianismo esta perseguido, en países como China, como Corea, o donde nunca
ha llegado, en selvas donde habitan civilizaciones antiguas con sus propios
ritos y que nunca han escuchado de Jesucristo.
Estas personas son realmente
dignas de alabar, personas que entregan sus vidas para Dios, es cierto que no
todos somos llamados a hacer esto, pero sí que estamos llamados a orar por
ellos, exactamente igual que el pueblo bendijo a aquellos que fueron a
Jerusalén, nosotros debemos orar y bendecir a aquellos que están en persecución,
debemos clamar a Dios para que les de fuerzas y les ayude. Tengamos en nuestras
oraciones a todos los misioneros, oremos y clamemos por ellos, la labor que
hacen no tiene precio y nosotros debemos orar por ellos y bendecirlos.
AP
Comentarios
Publicar un comentario