"Y los descendientes de Israel se separaron de todos los
extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de
sus padres... ...A causa de todo esto, nosotros hacemos un pacto fiel por
escrito; y en el documento sellado están los nombres de nuestros jefes,
nuestros levitas y nuestros sacerdotes."
En la vida hay momentos en que
cuando las cosas no terminan de funcionar, cuando algunas cosas no marchan bien
es momento de hacer borrón y cuenta nueva, momento de volver a empezar, el tiempo
incluso de deshacerse de todo lo que se había hecho hasta ese momento y empezar
de cero.
Esto mismo fue lo que hicieron
los descendientes de Israel ante Dios. Quisieron hacer borrón y cuenta nueva "y los descendientes de Israel se
separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus
pecados y las iniquidades de sus padres... ...A causa de todo esto, nosotros
hacemos un pacto fiel por escrito; y en el documento sellado están los nombres
de nuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes." Tomaron la
iniciativa y se volvieron a Dios.
Este regreso comenzó de la única
manera posible, era necesario arrepentirse, debían pedir perdón a Dios por sus
pecados, por todo lo que en el pasado habiendo estado Dios de su lado ellos
habían ignorado. Hicieron ayuno, se arrepintieron, reconocieron a Dios como
Dios y finalmente, por escrito en vista de todos decidieron hacer un pacto
firmado de puño y letra como compromiso de que iban a buscar vivir en santidad
y en los caminos de Dios.
¿Recuerdas la última vez que te
arrepentiste de verdad? No basta con una oración genérica, el arrepentimiento
se basa en reflexionar sobre aquellas cosas que realmente han ofendido a Dios,
debemos pensar en cada una de ellas y pedir perdón por haberlas hecho. Dios está
dispuesto a perdonar, su misericordia y su gracia siguen siendo reales, pero
requieren que nosotros solicitemos y clamemos para que esa misericordia se haga
real en nuestras vidas.
Hagamos pacto con Dios de
guardarnos de los ídolos de esta sociedad, de guardar nuestros ojos de mirar lo
que nos contamina, de vigilar lo que oímos y ser selectivos, necesitamos
limpiar nuestro corazón para que nuestra boca no hable de manera indebida. El
perdón de Dios aún es real, arrepintámonos, Dios esta accesible, hagamos pacto
y busquemos vivir vidas santas ante Dios.
AP
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