"He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es el que sostiene mi
alma."
En 1963 un español llamado
Amancio Ortega fundó una empresa destinada a la fabricación de ropa, pero no
fue hasta 1975 que abrió la primera tienda con el nombre de Zara. Durante los
diez siguientes años la empresa se extendería por toda España y en 1985
fundaría la marca Inditex. A partir de aquí se crearían las marcas Pull &
Bear, compraría el 65% de Massimo Dutti y crearía Kiddy's Class. Más adelante
seguiría su expansión con la creación de Oysho. Toda esta escalada llevaría a
Inditex a que en 2012 se convirtiera en el primer grupo textil mundial. Sin
ninguna duda el esfuerzo de su creador, Amancio Ortega tras muchos años y
esfuerzo ha dado su fruto convirtiéndose en una de las personas con más fortuna
del mundo.
Esta es la prueba y el mensaje
que este mundo y nuestra sociedad nos ofrece. Esfuérzate todo lo que puedas y
lograrás tus metas. No te rindas y da todo de si para por tus propias fuerzas
alcanzar cualquier cosa que te propongas. Puede parecer un buen mensaje, pero
es lo contrario de lo que la Biblia nos habla "he aquí, Dios es el que me
ayuda; el Señor es el que sostiene mi alma." ¡Qué gran contraposición
entre una y otra postura.
No digo que en nosotros no
tengamos que esforzarnos, ni proponernos metas ni luchar por nuestros deseos,
pero por encima de nosotros siempre está Dios, planificar sin contar con Dios
lleva al fracaso, emprender misiones duras sin consultar a Dios probablemente
nos agote, nos desgaste y nos haga abandonar.
El cristiano no vive por sus
fuerzas, sabe que Dios es quien le hace prosperar, no confía en su intelecto,
sino que depende de la providencia de Dios. Sabe que su alma es débil, que las
circunstancias de la vida muchas veces le intentarán tumbar, pero que el Señor
es quien le sostiene, que no depende de su estado de ánimo, que es Dios quien
le lleva en sus brazos. No importa lo grande que pueda ser el proyecto, si Dios
está tendrá un buen resultado, de igual manera si el proyecto no debe ser, por
mucho esfuerzo que podamos poner, si no está Dios, acabará fracasando. Pon tu
proyecto ante Dios, deja que Él abra las puertas y será entonces cuando tu
situación será prosperada.
AP
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