“El justo se alegrará cuando vea la venganza, se lavará los pies en la
sangre de los impíos; y los hombres dirán: Ciertamente hay recompensa para el
justo, ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra.”
Toda persona que existe en esta
tierra tiene una necesidad imperiosa de justicia, y responde de una manera
abrupta y rechaza abiertamente las injusticias que los hombres cometen. Casos
como los de las niñas Marta del Castillo o Mari Luz Cortés conmovieron el
corazón de todo un país, produjeron manifestaciones en diferentes puntos y por
diferentes personas, el clamor por justicia para esas niñas invadió los
corazones de los españoles. La justicia es una necesidad que Dios ha puesto en el
hombre, porque Dios es justo y ama la justicia.
Desde esta óptica de necesidad de
justicia es desde donde debemos ver y entender el texto de hoy “el justo se alegrará cuando vea la
venganza, se lavará los pies en la sangre de los impíos; y los hombres dirán:
Ciertamente hay recompensa para el justo, ciertamente hay un Dios que juzga en
la tierra.” Dios es su propia naturaleza es justicia y ante la justicia
Dios se constriñe y actúa como un juez justo.
Estamos rodeados de injusticias
diarias, de momentos en los que los malos parece que ganen, en que aquellos que
no actúan bien salen beneficiados, en que los que roban salen impunes y
continúan haciéndolo y en muchas ocasiones esto crea desconfianza en nosotros.
Pero podemos estar tranquilos, porque a los jueces humanos se les puede ocultar
información, pueden ser mentidos desde un estrado, pero al Juez de toda la
tierra no se le puede engañar, no se puede jugar con Él. Él conoce todo lo que
ocurre, el conoce al inocente y al culpable, al justo y al injusto.
Sientes impotencia ante las
injusticias, estate tranquilo “de Dios
es la venganza”, Dios no permitirá que el impío quede impune, tarde o
temprano será juzgado, antes o después de la muerte, y entonces será manifiesto
que hay un Dios que juzga en la tierra. ¿No es esta la mayor recompensa que
puede recibir el justo? No te afanes ni te agobies por los actos de los demás,
recuerda que Dios es el que sostiene todo y el que juzga con mano fuerte,
teniendo un juez tan perfecto, debemos vivir sabiendo que la justicia acabará
triunfando.
AP
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