Efesios 4:1-3 - Andando dignamente

"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz"

En una noche espléndida, la tierra, contemplando el firmamento, suspiró este lamento: “¿Quién pudiera ser estrella? Vosotras que arrojáis luz propia y sois puras como el fuego. Vosotras que derramáis potencia y no dais vueltas en el espacio entorno a un astro.”  “¿Pero qué estás diciendo? ¿Acaso estás ciega? –Respondieron las estrellas–. Es verdad que tenemos luz propia. Pero... ¡no hay vida en nosotras! Mientras tú estás llena de ella. Mira tus montes y tus valles, tus ríos y tus mares... La vida corre por tus venas. Y además tienes a los hombres que aman, que piensan, que cantan y sueñan”.  “Es cierto. Pero muchos de ellos me pisan y ultrajan, contaminan mis mares y queman los bosques. ¿Acaso no veis las injusticias o las guerras con que me laceran? ¿No veis esa sangre inocente con que a diario me riegan?”  “Sí, eso es muy triste hermana tierra... pero no olvides que en ti habita el que a nosotras ha hecho. Él caminó por tus montes, cruzó tus ciudades y alivió a los pueblos de tus riberas. Él sana tus enormes llagas. Y ahí sigue, y permanece en su iglesia. ¡Quién pudiera ser la tierra que  a la verdadera luz cobija!”

La misma tierra que Jesús creó, es la misma tierra en la que Él vivió, en la que durmió, en la que comió y en la que murió. En esta misma tierra vivió Pablo y lo comprendió y nos animó a vivir la vida como Cristo la vivió, "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz". Tenemos el reto a vivir una vida digna del llamado que hemos recibido, es decir a imitar los pasos de Jesús.

- En las formas: "con toda humildad y mansedumbre". Pablo está expresando que debemos cuidar nuestra forma de vivir, la manera en que pensamos de nosotros mismos (humildad) y la manera en que esto afecta a nuestro comportamiento (mansedumbre), es decir teniendo un concepto correcto de quienes somos y controlando nuestras pasiones, no dejándonos controlar por nada, sino siendo dueños de todo lo que hacemos por medio del Espíritu Santo.

- En la convivencia: "soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor". Jesús tuvo que aguantar muchas veces la ineptitud de los apóstoles, en ocasiones tuvo que llamarles la atención, Pablo también experimento como algunas de las iglesias que él había fundado se desviaban y como algunos hermanos amados erraban. Pablo aprendió bien de Jesús tanto que se atreve a decir "sed imitadores de mi como yo lo soy de Cristo" en soportar con amor a los débiles e inmaduros, con la paciencia de alguien que ama y que no le importa esperar. Tengamos paciencia con los que nos rodean como Cristo la tuvo con los suyos.

- En la unidad: "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz". En otras palabras guardando la paz de la iglesia. Existen demasiados alborotadores que buscan turbar la paz dentro del cuerpo de Cristo, con temas que no son imprescindibles, hay tantos que con temas secundarios han roto iglesias, debemos buscar la unidad en las doctrinas básicas y dejar libertad en las secundarias siempre y cuando sean bíblicas y el cuerpo de Cristo se mantenga unido siendo uno solo.


AP

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