“Por tanto, dejando a
un lado la falsedad, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos
miembros los unos de los otros.”
Creo que no existe nada peor en la vida que utilizar
la verdad como un arma. La sinceridad no fue creada para herir, sino para amar,
no fue hecha para destrozar, sino para construir. La sinceridad es el medio por
el que decimos la verdad, pero en ocasiones hacemos un mal uso de él. Lo cierto
es que sinceridad es algo que todos debiésemos tener y que nadie debiera dejar de
practicar, pero siempre debe ser usado con el propósito de ayudar y mejorar.
Pablo conoce la importancia de la verdad al igual que
conoce el peligro de la mentira, algo pequeño e insignificante, pero que puede
llevar a una persona al infierno. Por esto Pablo quiso transmitir un mensaje de
siempre decir la verdad “por tanto,
dejando a un lado la falsedad, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque
somos miembros los unos de los otros.” Esto quiere decir probablemente que
en Éfeso era habitual que se mintiesen entre ellos y esto está harto peligroso,
por eso Pablo les llama la atención para cambiar.
Tenemos una misión, no ser hipócritas los unos con los
otros, esto no significa que puedo decir todo lo que pienso de cualquier forma,
por encima de la sinceridad siempre debe estar el amor. Si descubriésemos a
alguien pecando, la Biblia nos insta a confrontarle con el pecado de una manera
amorosa, llevando a la persona al arrepentimiento hacia Dios y hacia la persona
a quien ha herido, si fuese el caso, pero todo con el objetivo de restaurar a
esta persona, no de hundirla. Cuantas veces una persona cazada en pecado ha
sido fruto del apedreamiento espiritual público en las iglesias.
Pero se ha caído en el grave error de ir al lado
opuesto, para evitar hacer daño, mejor callar, mejor pasar por alto, esto es
una barbaridad que nunca debiera ocurrir, si amamos a quienes nos rodean desde
la base del amor les hablaremos la verdad de lo que nosotros veamos, nunca la
mentira traerá nada bueno, todo lo contrario. Cuando mentimos utilizamos la
estrategia preferida durante la historia de Satanás, el padre de la mentira.
Por tanto hablemos la verdad en todo los unos con los otros, no siendo
hipócritas, sino todo lo contrario, sinceros y restauradores.
AP
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