Efesios 4:29 - ¿Por qué no te callas?


 "No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan."

Entre mi mujer y yo hay muchas diferencias, como entre la mayoría de hombres y mujeres, pero sin duda una de las más grandes es la necesidad de comunicación. Esto no es exclusivo de mi matrimonio ni tampoco es una regla que siempre se cumple, pero generalmente mientras que la mujer habla sin parar, el hombre suele ser más comedido y cauto en sus palabras. La mujer fue creada con una capacidad de comunicarse superior y por esto pueden estar horas y horas sin parar de hablar y siempre tienen algo que decir, los hombres en cambio, podemos estar horas y horas sin decir nada y no parece que nuestro cerebro vaya a explotar.

Dios otorga una importancia muy grande a lo que hablamos, sobre lo que hablamos y como lo hablamos. En este caso, es este fragmento del libro de Efesios, Dios le dio a Pablo unas instrucciones para nuestra vida diaria que pudiésemos llevar a cabo. Una de ellas y que debemos considerarla como vital es esta "no salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan." En otras palabras, lo que hablamos tiene mucha importancia para Dios, y el propósito con el que lo hacemos marcará el resultado de la conversación.

Es verdaderamente increíble como una conversación puede llegar a arreglar un problema o puede hacerlo inmensamente mayor. Igualmente como una conversación puede hacer que dos personas sanen heridas y curen corazones o que se contaminen y se envenenen hablando. Lo que hablamos tiene un valor inmenso, por esto mismo Dios nos llama a hablar lo justo, a no hablar en exceso, a no decir demasiadas tonterías ya que Jesús dejó claro "y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio." ¡Como se nota que no somos conscientes de esto! Si no callaríamos muchas veces, no bromearíamos tanto o diríamos tantas estupideces.

Un hijo de Dios debe hablar correctamente, en su boca siempre deben haber palabras acerca de Dios, ya que "de la abundancia del corazón habla la boca", el propósito de cualquier conversación, siempre debiera ser la de edificar, la de pensar en las necesidades de los demás y que nuestras palabras les conforten, les alienten y esto solo es posible cuando hablamos acerca de Dios y como su carácter afecta a nuestras vidas. Dios es el que sacia el alma sedienta, Él es el que da vida al espíritu muerto, solo en Él encontramos la paz, y solo hablar de Él, de las maravillas que Él hace, de su infinito amor, solo esto edifica, nada más con lo que alimentemos nuestro corazón podrá hacernos crecer.

Hablemos de Dios, dejemos a un lado las conversaciones vanas, eliminemos la crítica y la murmuración, edifiquémonos los unos a los otros, hablemos acerca de Dios, cuando sea necesario digamos a otro la famosa frase ¿Porque no te callas? "No os dejéis engañar: 'Las malas compañías corrompen las buenas costumbres". Busquemos hablar la verdad y saciarnos de Dios, porque solo en Él encontramos los cimientos sobre los que edificar.


AP

Comentarios

  1. Muchas gracias: es una gran bendiciòn poder instruirnos leyendo y ponièndo por obra las magnìficas reflesiones que ustedes nos entregan. Reciban bendiciones de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

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  2. Bendiciones,
    Excelente alimento para el alma , gracias .

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  3. Muy bien. Muchísimas gracias
    Bendiciones 😘.

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