Efesios 4:30 - Sé el deleite de Dios



"No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que Él les dé la liberación definitiva."

La mentalidad humana varía mucho según el sitio que nos encontramos, las culturas viven de formas muy distintas todas sus situaciones diarias, la mentalidad es diferente y esto cambia su perspectiva. No vivirán ni reaccionarán de igual manera una persona asiática que un norteamericano, igual mente la cultura incluso dentro de un mismo continente varía en gran manera, lo pensamos ni actuamos igual una persona de Europa del este que alguien de Europa occidental. Es más, incluso dentro de un mismo país, como es el caso de España, andaluces y catalanes ven y experimentan la vida con talantes y maneras distintas. Esto quiere decir que para comprender una situación concreta en un país concreto, no basta con mirar con nuestros ojos, sino que hay que mirar con los ojos de aquel que sufre la situación.

Esto es algo imprescindible y básico para interpretar la Biblia, hay que comprenderlo no desde un punto de vista europeo, sino de la cultura judía, ya que allí fue donde sucedió todo, y este punto es de vital importancia ante nuestro texto de hoy. "No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que Él les dé la liberación definitiva." Este texto no tiene mucho sentido ni valor en la cultura europea, pero es de gran profundidad en la cultura judía.

En nuestra cultura es normal trabajar y recibir un salario, tener nuestros derechos laborales y nuestras obligaciones, nuestras horas de descanso, nuestra jornada laboral. No somos conscientes de la idea de pertenencia, del concepto de ser sellados. En cambio una persona en la cultura judía si que comprende el significado de pertenencia, y puede comprender este texto a la perfección. El texto habla de servicio, pero no del que presta un servicio a cambio de un sueldo, sino del que presta un servicio, porque le pertenece a esa persona. Somos esclavos de Dios, el Espíritu Santo nos puso un sello que nos identificaba como su propiedad.

Y el esclavo no tiene derechos, no tiene voz, no tiene decisión, únicamente se limita a trabajar y obedecer, vive su vida con el único propósito de que su dueño sea feliz, no busca otra cosa, cada segundo de su vida tiene el objetivo de complacer a su amo. Esta es la interpretación, no se trata de no pecar para que el Espíritu Santo esté contento, Pablo no está diciendo que nos portemos bien, el énfasis está en complacer a Dios, es que nuestra vida sea un deleite para Él, que nuestro andar le glorifique, que seamos un ejemplo de lo que Él es.

Y esto obtendrá una recompensa, ahora seremos esclavos en Cristo, pero llegará el día en que Él vuelva, en que seamos reclamados por nuestro amo y seamos liberados, no de servirle a Él, sino del pecado, porque el servicio a Dios no es otra cosa que el mayor privilegio que podemos tener. Dios nos hizo suyos, nos ha llamado y nos ha hecho sus siervos, vivamos conforme al corazón de nuestro dueño, dándole gracias en todo, porque Él es digno de alabanza.


AP

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