"Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos,
maledicencia, así como toda malicia. Sed más bien amables unos con otros,
misericordiosos, perdonandoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en
Cristo."
El paso de los años te hace
ver las cosas diferentes, lo que cuando eras un niño te parecía inmenso, con el
paso de los años, debido al crecimiento se ve pequeño. Recuerdo en mi época de
instituto que mi casa estaba a unos 15 minutos caminando, todo cuesta arriba,
pero eso no era lo peor de todo, sino que la calle del instituto era totalmente
empinada, era la guinda a un camino realmente asqueroso para llegar a un sitio
al que no quería ir. Mi cara llegaba al suelo, pero en cambio tenía un
compañero que se llama Antonio, que cada día llega al instituto sonriendo,
subía aquella cuesta como si fuese hacia abajo, su cara, su gesticulación, su
mirada irradiaban alegría.
Yo quería ser como mi
compañero, quería llegar alegre, expresar alegría, pero si por mi carácter ya
de por si no soy una persona expresiva, mucho menos a las 8:30 de la mañana y
cuesta arriba. Pablo nos quiere retar, mejor dicho es Dios a través de Pablo
que pone una prueba ante nosotros "sea
quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como
toda malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo." Leer estas
palabras produce un autoexamen en mí que me llevan al suspenso.
Creo que en ocasiones somos
demasiado cascarrabias, nos quejamos de todo en exceso, llevamos nuestras caras
que nos llegan al suelo, estamos susceptibles y a la mínima saltamos
contestando de malas maneras, por no decir de la transformación que muchos
sufrimos al sentarnos al volante, nos cuesta demostrar amor, rápidamente
intentamos devolver el mal al que nos hiere, ¿dónde queda nuestra misericordia?
Somos personas que hemos recibido el mayor regalo que ha habido en la historia,
el privilegio de vivir eternamente en la presencia de Dios, pero en cambio
mostramos tristeza, amargura, enfado, ira, en lugar de traer luz, nuestras
caras, nuestras actitudes traen tinieblas, y esto nunca debiera ser así.
La misericordia de Dios nos ha alcanzado, es cierto, no lo merecíamos
ni lo mereceremos ¡pero Dios nos ha perdonado! ¿No es esto motivo suficiente de
alegría? Dejemos de vivir perdonando la vida de cualquiera que nos haga algo,
todo lo contrario amémoslo como Dios nos ha amado a nosotros, con nuestras
imperfecciones, contagiemos alegría, transmitamos amor, pero no nuestro amor,
sino el amor que surge como fruto de tener al Espíritu Santo en nosotros,
perdonemos al que nos hiere, no arraiguemos en nuestro corazón ira ni rencor,
sino todo lo contrario, pasemos por alto el error, seamos agentes del reino que
se dedican a amar al pecador, y que viven siguiendo los pasos que Jesús dejó
marcados.
La vida es demasiado corta
para vivir siempre cabreados, hoy es un día para disfrutar del gozo de la
salvación que tenemos en Dios, que es nuestra roca, nuestro pronto auxilio,
nuestra ayuda en la adversidad, nuestro salvador del infierno. Vivamos alegres,
Dios nos ha perdonado, seamos misericordiosos, pacientes, amantes como Dios lo
ha sido con cada uno de nosotros.
AP
Maravillosas y alentadoras palabras! Dios nos ayude a estar siempre gozosos y agradecidos por todo. Jesús transforma nuestra manera de ser, nuestro carácter. Ayúdanos Señor a ser cada día más parecidos a ti.
ResponderEliminaramen si debemos tener el caracter de cristo amen
EliminarAmen así debemos ser .porq somos hijos de luz..Dios nos bendice cada día y por ello debemos reflejar nuestra paz,y amor.
ResponderEliminarAMEN...
ResponderEliminarPerdón señor eh pecado
ResponderEliminarAmen, gloria y onra a Yahweh y al Sr. Jesus
ResponderEliminargloria a Dios
ResponderEliminar