"Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual
es sobre todos, y por todos y en todos."
Ramón de Campoamor es un poeta
español de la etapa del realismo que nació en Madrid en el año 1817. Escribió
tanto poesía, como teatro y filosofía; entre sus éxitos encontramos una frase
que ha pasado a ser popular, "y es que en este mundo traidor, no hay verdad
ni mentira: todo es según el cristal con que se mira." Esta frase tan
popular es un lema hoy en día, un tiempo en que el relativismo gobierna nuestro
país, en que nadie reconoce una derrota y todos se sienten ganadores. Una época
de la historia que podríamos calificar de borrosa, donde no hay claridad, sino
que todo se entremezcla, donde la verdad y la mentira se unen y parece que lo
absoluto ha dado paso a lo relativo y hoy más que nunca la verdad depende
totalmente del cristal con que se mira.
¿Es esto una virtud? ¿Vivimos
en un tiempo donde realmente la verdad es realista? ¿Cómo afecta esto al
cristianismo, ha dejado Dios de ser la verdad para mezclarse con otras cosas?
Pablo nos va a dar la clave, nos va a exponer la verdad "un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual
es sobre todos, y por todos y en todos." En Dios no existen muchas
verdades, solo una, y fuera de esto el resto es mentira.
- Un Señor: Hoy en día todos queremos ser nuestros propios dueños,
buscamos gobernar sobre nuestras vidas, tomar nuestras propias decisiones,
decidir qué camino tomar y por donde andar. Pero la única verdad es que solo
existe un Señor, ese Señor se llama Jesucristo, Él es el que gobierna, todo lo
que existe le pertenece, hasta Satanás le pertenece y no puede hacer nada sin
que Jesucristo le dé permiso, porque Él es el Señor de todo.
- Una fe: La palabra en griego para hablar de fe es pistís, que
tanto se refiere a la creencia como a la fidelidad. La fidelidad no se puede
dividir, el cristianismo no puede tener su fidelidad de Dios y en otra cosa.
Solo existe una fe que es la creencia en que Jesús es Dios, descendió a la
tierra y se hizo un hombre, murió en la cruz por los pecados de sus hijos y a
los tres días resucitó para días más tarde ser ascendido al cielo. Esta es la
única fe que salva, todo lo que sea distinto a esto, como el mismo Pablo dice
en Gálatas, sea maldito.
- Un bautismo: Dentro del mundo pentecostal conocemos dos
bautismos, el bautismo en agua y el bautismo del Espíritu Santo. Claramente
Pablo está hablando del primero, de los rudimentos, de lo básico en el
cristianismo. El bautismo en agua no es algo místico en el que por medio de
ello te conviertes en santo o en hijo de Dios, es simplemente un reconocimiento
público de que la vida de quien se bautiza va a seguir las pisadas de Jesús,
por esto tiene que hacerse en edad adulta. El bautismo es el simbolismo de
morir al pecado con Cristo y salir libre de pecado, no porque no se peque sino
porque no hay más esclavitud al mismo.
- Un Dios y Padre: Este es el último fundamento del cristianismo
que nombra Pablo, pero el que sin duda da sentido. Un Dios que es Padre a la
misma vez. Dios puede parecer una palabra que nos quede muy lejos, pero Padre
nos habla de cercanía, de relación, de parentesco. Esta es la realidad, hemos
sido adoptados por el Padre, hechos parte de la descendencia de Dios. Nuestra
adopción ha costado un precio muy grande, la muerte del único hijo de Dios. ¿No
es esto maravilloso? Por eso hoy podemos llamar a Dios, Dios y Padre.
AP
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