"Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed
llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos
espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor; dando siempre
gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre; sometiéndoos
unos a otros en el temor de Cristo."
Creo que
todos en nuestra niñez hemos descubierto uno de los misterios más grandes que a
un niño le explican en el colegio, la imposibilidad de mezclar en un solo líquido
el agua y el aceite, al mezclarlo, por mucho que se pueda incluso remover los
dos líquidos nunca se convertirán en uno solo, siempre quedarán separados,
visiblemente heterogéneos, no habrá unidad en ellos, y con el paso del tiempo
uno pasará a la parte superior y otro a la inferior. Esto tiene una razón muy
sencilla, no solamente que un elemento es más denso que otro, lo cual es obvio
al ver la reacción que tienen al juntarse, sino que también demuestran que son
incompatibles, no podrán llegar a convivir nunca como uno solo.
¿Sucederá
esto de algún modo a nivel espiritual? Claramente sí, Pablo no solo nos da la
clave sino que además nos advierte "y
no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del
Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales,
cantando y alabando con vuestro corazón al Señor; dando siempre gracias por
todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre; sometiéndoos
unos a otros en el temor de Cristo." Pablo está comparando el
emborrachamiento con el pecado el cual nos esclaviza y nos lleva a hacer cosas
que no haríamos siendo cabales, en cambio nos anima a llenarnos del Espíritu.
Al igual que el agua y el aceite, las pasiones de la carne son incompatibles
con el Espíritu, son heterogéneos, la luz y la oscuridad nunca se podrán
mezclar, de igual manera ocurre con los placeres del mundo y el Espíritu de
Dios. Pero veamos los beneficios de seguir las recomendaciones de Pablo, lo que
ocurre cuando nos llenamos del Espíritu:
- Nuestra boca se llena de alabanza:
"Hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales,
cantando y alabando con vuestro corazón al Señor" En otras palabras,
cuando nos llenamos del Espíritu nuestra boca únicamente puede hablar de cosas
espirituales, la cosas vanas desaparecen de nuestras vidas, nuestro corazón
deja de preocuparse de las cosas de este mundo y empieza a pensar en la
eternidad, y la pensar en la eternidad es cuando vemos a Dios en su trono,
cuando realmente admiramos su majestad y su justicia, su gracia hecha real y
esto solamente puede producir alabanza, el gozo de la salvación que hace que únicamente
miremos a Dios y a nada más.
- La gratitud es el centro de nuestra vida:
"Dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
a Dios, el Padre" Habiendo experimentado el gozo de la salvación la
realidad de la soberanía y el reinado de Dios es más que evidente, el que es
lleno del Espíritu se siente en deuda con aquel que le ha dado todo y dedicará
su vida a agradecer este gran privilegio de ser escogido por Dios, de sentir
que cada partícula de su cuerpo está llena de amor, que cada célula rebosa del
poder del Espíritu, y como aquel que ha recibido el pago de su fianza por un
delito cometido, no puede hacer otra cosa que agradecer al pagador, al Padre
por medio de nuestro Señor Jesucristo.
- La unidad se vuelve imperativamente
necesaria: "Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo." El
amor lo inunda todo, cambia nuestra mentalidad y nos hace ser capaces de
someternos los unos a los otros, no como una dictadura, no como una ordenanza,
sino como una muestra de amor a Dios, como un temor reverente ante el Rey del
universo, como la obediencia que produce el Espíritu a amar al prójimo, al
hermano y al enemigo, tal y como Cristo nos amó a nosotros.
La llenura
del Espíritu produce en el hombre que se llena un carácter semejante al de
Dios, semejante al de Cristo en la cruz. Dejemos de lado todo aquello que nos
embriaga, busquemos a Dios, llenémonos de su Espíritu en nuestro cuarto, a
solas, con la puerta cerrada, donde solo estamos Dios y nosotros mismos.
Llenarse del Espíritu es toda una revolución interna que es locura para quien
lo ve desde fuera. Este debe ser nuestro todo en la tierra ser llenos del poder
del cielo y que todos admiren el poder y la grandeza de Dios.
AP
Excelente y edificante para mí , lo que necesito es ser lleno del espíritu Santo, hasta hoy no sabía comprendido....mil gracias por el mensaje .. bendiciones
ResponderEliminarMe gusta mucho su meditación, gracias.
ResponderEliminarTremendo mensaje gracias
ResponderEliminarExcelente Interpretación, sé muy bien que me dará trabajo lograr la llenura del Espíritu, más la escritura dice que lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios el Señor,, Muchas gracias por el mensaje. Bendiciones para todo el equipo que hace posible este tipo de herramientas de bendición para la vida del creyente.
ResponderEliminarExcelente.
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