"Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera
se mencione entre vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni
necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino mas bien acciones de
gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro,
que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios."
La presión social que
soportamos hoy en día no ha tenido comparación en la historia de la humanidad,
nunca el ser humano ha tenido una vida tan pública, escogida, eso sí, por
nuestra propia voluntad, Facebook, twitter, Instagram y demás redes sociales
ponen al descubierto mucha de la intimidad de nuestra vida, pero claro, ¿es
posible tener vida social sin redes sociales? Está claro que sí, pero estas herramientas
nos abren un abanico de socialización inmenso, podemos compartir con muchos
nuestros pensamientos, preocupaciones, nuestras vacaciones, nuestras escapadas
de fin de semana o simplemente una comida con unos buenos amigos. La
socialización nos ha llevado a una exposición pública de nuestras vidas que
diez o quince años atrás era impensable. Esto no es mejor ni peor, simplemente
tiempos diferentes.
El problema de la
socialización es que crea en nosotros la necesidad de ser aceptados, en
ocasiones llevándonos incluso a aceptar situaciones que años atrás no se
habrían aceptado. Hoy más que nunca estas palabras de Pablo se vuelven reales,
no son ni siquiera exageradas, sino el pan de cada día "pero que la
inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencione entre
vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni
groserías, que no son apropiadas, sino mas bien acciones de gracias. Porque con
certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene
herencia en el reino de Cristo y de Dios." Pero, estas cosas de las que
habla Pablo ¿son nuevas? ¿Son exclusivas de nuestro tiempo? ¿Pasaban
anteriormente?
La respuesta es que es algo
así, conversaciones groseras, necias, sobre obscenidades, siempre han existido,
pero nunca hasta ahora han sido tan públicas. La televisión, los medios de
comunicación, las redes sociales, internet han abierto una puerta muy grande
hacia la inmoralidad pública, ofrecen impureza a cualquier hora del día,
alimentan la avaricia, con sus anuncios de televisiones, coches, fomentan el
materialismo. Programas como Sálvame y otros del estilo de la prensa rosa
muestran pecados que la Biblia condena y que nosotros cada vez más vemos como
normales, hablamos de ellos y nos llevan a conversaciones impropias. Cada vez
más el sexo es un tema de conversación frívolo tanto fuera, como lo más
preocupante, también dentro de las iglesias y entre cristianos.
¿Estamos actuando
correctamente? Creo que no, creo que la presión que ejerce la sociedad sobre
nosotros es tan grande que nos hemos dejado arrastrar, que hemos pasado de huir
de ciertas conversaciones ilógicas en los hijos de Dios a ser parte de ellas e
incluso fomentarlas, la luz poco a poco está dejando que las tinieblas y la
oscuridad le inunden participando, sin darse cuenta de aquello que antes
detestaba, así encontramos cada día más adulterio, fornicación, conversaciones
que hace unos pocos años nunca se habrían producido. Debemos tener cuidado, las
malas conversaciones no debieran estar nunca en nuestras bocas.
La frivolidad abre una puerta
muy grande hacia el desfase, y lo que hablamos nuestro cerebro lo reproduce
como anestesia a nuestra alma y nuestro espíritu, las malas conversaciones, las
inmoralidades alejan a nuestro corazón de Dios, la impureza choca con su
santidad, la avaricia nos vuelve idólatras, y Pablo avisa quienes practican
esto como algo habitual no tendrá herencia en el reino de Dios. Huyamos de
estas cosas, seamos íntegros y puros, glorificando a Dios, no participando de
malas conversaciones ni actos.
AP
Gracias por esta reflexion. Cierto la practica de estos actos y participar directa o indirectamente hacen alejarnos de la mirada corazon Dios.
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