Efesios 5:3-4 - ¡Huye!



"Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino mas bien acciones de gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios."

La presión social que soportamos hoy en día no ha tenido comparación en la historia de la humanidad, nunca el ser humano ha tenido una vida tan pública, escogida, eso sí, por nuestra propia voluntad, Facebook, twitter, Instagram y demás redes sociales ponen al descubierto mucha de la intimidad de nuestra vida, pero claro, ¿es posible tener vida social sin redes sociales? Está claro que sí, pero estas herramientas nos abren un abanico de socialización inmenso, podemos compartir con muchos nuestros pensamientos, preocupaciones, nuestras vacaciones, nuestras escapadas de fin de semana o simplemente una comida con unos buenos amigos. La socialización nos ha llevado a una exposición pública de nuestras vidas que diez o quince años atrás era impensable. Esto no es mejor ni peor, simplemente tiempos diferentes.

El problema de la socialización es que crea en nosotros la necesidad de ser aceptados, en ocasiones llevándonos incluso a aceptar situaciones que años atrás no se habrían aceptado. Hoy más que nunca estas palabras de Pablo se vuelven reales, no son ni siquiera exageradas, sino el pan de cada día "pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino mas bien acciones de gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios." Pero, estas cosas de las que habla Pablo ¿son nuevas? ¿Son exclusivas de nuestro tiempo? ¿Pasaban anteriormente?

La respuesta es que es algo así, conversaciones groseras, necias, sobre obscenidades, siempre han existido, pero nunca hasta ahora han sido tan públicas. La televisión, los medios de comunicación, las redes sociales, internet han abierto una puerta muy grande hacia la inmoralidad pública, ofrecen impureza a cualquier hora del día, alimentan la avaricia, con sus anuncios de televisiones, coches, fomentan el materialismo. Programas como Sálvame y otros del estilo de la prensa rosa muestran pecados que la Biblia condena y que nosotros cada vez más vemos como normales, hablamos de ellos y nos llevan a conversaciones impropias. Cada vez más el sexo es un tema de conversación frívolo tanto fuera, como lo más preocupante, también dentro de las iglesias y entre cristianos.

¿Estamos actuando correctamente? Creo que no, creo que la presión que ejerce la sociedad sobre nosotros es tan grande que nos hemos dejado arrastrar, que hemos pasado de huir de ciertas conversaciones ilógicas en los hijos de Dios a ser parte de ellas e incluso fomentarlas, la luz poco a poco está dejando que las tinieblas y la oscuridad le inunden participando, sin darse cuenta de aquello que antes detestaba, así encontramos cada día más adulterio, fornicación, conversaciones que hace unos pocos años nunca se habrían producido. Debemos tener cuidado, las malas conversaciones no debieran estar nunca en nuestras bocas.

La frivolidad abre una puerta muy grande hacia el desfase, y lo que hablamos nuestro cerebro lo reproduce como anestesia a nuestra alma y nuestro espíritu, las malas conversaciones, las inmoralidades alejan a nuestro corazón de Dios, la impureza choca con su santidad, la avaricia nos vuelve idólatras, y Pablo avisa quienes practican esto como algo habitual no tendrá herencia en el reino de Dios. Huyamos de estas cosas, seamos íntegros y puros, glorificando a Dios, no participando de malas conversaciones ni actos.


AP

Comentarios

  1. Gracias por esta reflexion. Cierto la practica de estos actos y participar directa o indirectamente hacen alejarnos de la mirada corazon Dios.

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