“Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz,
pues todo lo que se hace visible es luz. Por esta razón dice: Despierta, tú que
duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.”
Cuando un niño es pequeño es
normal que tema a la oscuridad, que tema a quedarse solo en un sitio donde sus
ojos son incapaces de vislumbrar nada, donde por mayor esfuerzo que realice, un
cerebro no será capaz de capturar ninguna imagen que procesar, dejando de esta
manera via libre a que la mente forme e invente, convirtiéndose en una realidad
aplastante que impedirá que el miedo se apodere e inmovilice su cuerpo.
Recuerdo con mucho cariño cuando era pequeño teníamos una pequeña luz naranja
que poníamos en un enchufe al lado de la puerta de la habitación, no tengo
memoria de haber tenido miedo a la oscuridad, ni de necesitar una luz para
poder dormir, pero si recuerdo aquel pequeño foco que sin tener mucha potencia
alumbraba lo suficiente.
Es que la luz ofrece seguridad,
pero no a todo el mundo nos gusta la luz, ¿a qué puede ser debido? Pablo nos da
la clave “pero todas las cosas se hacen
visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es
luz. Por esta razón dice: Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los
muertos, y te alumbrará Cristo.” La luz deja todo al descubierto, ahí no
hay secretos, no hay sorpresas, la luz lo inunda todo, se cuela por cualquier
pequeña rendija, llega hasta el lugar más pequeño.
Y este es el motivo por lo que a
las personas nos gusta tanto la vida nocturna, porque a tantos les gustan las
discotecas, ¿acaso no se podría tener una discoteca con luz? Esto descubriría
muchas cosas que los asistentes no serían capaces de soportar, buscamos la
oscuridad cuando no queremos ver la realidad de nuestros actos ni queremos ser
descubiertos, la luz nos muestra nuestras imperfecciones, nuestras maldades,
nuestro pecado y esto nos incomoda de maneras exageradas.
Dios ofrece luz, una luz que
nadie puede ocultar y una luz que ocupará cada pequeño rincón, una luz que
simboliza su santidad y que dejará al descubierto todo pecado, porque la luz
rebelará la realidad de nuestros corazones. ¡Despierta y arrepiéntete!
Necesitas que Cristo te alumbre, que llene tu corazón de luz y deje al
descubierto tus pecados, que su santidad te inunde y te haga sentir sucio, solo
así podrás levantarte de los muertos, solo así tendrás opción de salvación.
Ruega a Dios por la misericordia que rebelen tus vergüenzas, agradece a Dios
que te iluminará y te sacara de la oscuridad, despiértate y Cristo te
alumbrará.
AP
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