Efesios 6:21-24 – Amor incorruptible


"Paz sea a los hermanos, y amor con fe de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible."

Las despedidas cuando se trata de alguien que es querido siempre son complicadas, los sentimientos surgen, los recuerdos afloran y las lágrimas empiezan a rodar por el rostro de las personas, realmente se hace difícil decir hasta luego a un amigo o familiar que debe marcharse y al cual probablemente ya no veas hasta pasados unos años. Pero en esta despedida hay algo que no falta nunca, los buenos deseos tanto de los que se marchan como de los que se quedan, el corazón compartido que espera el bienestar de aquel a quien ama, las palabras de ánimo y aliento hacia los que en esos momentos están tristes.

Toda carta tiene una despedida, despedida cargada de sentimentalismo y amor, de deseos de bienestar y de bendición, así es como Pablo se despide de la iglesia en Éfeso: "Paz sea a los hermanos, y amor con fe de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible." Pablo aunque por momento es duro en sus cartas siempre tiene unas palabras de ánimo, un deseo de bendición hacia aquellos con los que él mismo ha vivido.

Este es un gran ejemplo para todos. Me duele ver cuándo entre hermanos en una misma iglesia se faltan el respeto, se enfadan e incluso rompen relaciones por motivos tontos, por supuesto que debemos reprendernos los unos a los otros, por supuesto que vamos a chocar, pero al final en nuestras bocas debieran haber palabras de bendición hacia los demás pero en cambio en ocasiones solo encontramos crítica y palabras desagradables.

Hay un reto por delante, amarnos con el amor del Señor, un amor que pasa por alto las ofensas, un amor que se sacrifica por otros, un amor que es capar de desear a los hermanos, que la paz de Dios esté con ellos, que es capaz de rogar a otros que el amor y la fe del Padre sea visible demostrando primero este amor. Que seamos como una familia, que experimentemos la gracia de Dios y que este con todos nosotros los que amamos al Señor; y sobretodo clamemos a Dios y roguémosle que nuestro amor sea incorruptible, hacia Dios y hacia el que nos rodea, porque no lo olvidemos, conocerán que somos discípulos de Cristo por cómo nos amamos los unos a los otros.

AP

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