"Paz sea a los hermanos, y amor con fe de Dios el Padre y del
Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor
Jesucristo con amor incorruptible."
Las despedidas cuando se trata
de alguien que es querido siempre son complicadas, los sentimientos surgen, los
recuerdos afloran y las lágrimas empiezan a rodar por el rostro de las
personas, realmente se hace difícil decir hasta luego a un amigo o familiar que
debe marcharse y al cual probablemente ya no veas hasta pasados unos años. Pero
en esta despedida hay algo que no falta nunca, los buenos deseos tanto de los
que se marchan como de los que se quedan, el corazón compartido que espera el
bienestar de aquel a quien ama, las palabras de ánimo y aliento hacia los que
en esos momentos están tristes.
Toda carta tiene una
despedida, despedida cargada de sentimentalismo y amor, de deseos de bienestar
y de bendición, así es como Pablo se despide de la iglesia en Éfeso: "Paz sea a los hermanos, y amor con
fe de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que
aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible." Pablo aunque
por momento es duro en sus cartas siempre tiene unas palabras de ánimo, un
deseo de bendición hacia aquellos con los que él mismo ha vivido.
Este es un gran ejemplo para
todos. Me duele ver cuándo entre hermanos en una misma iglesia se faltan el
respeto, se enfadan e incluso rompen relaciones por motivos tontos, por
supuesto que debemos reprendernos los unos a los otros, por supuesto que vamos
a chocar, pero al final en nuestras bocas debieran haber palabras de bendición
hacia los demás pero en cambio en ocasiones solo encontramos crítica y palabras
desagradables.
Hay un reto por delante,
amarnos con el amor del Señor, un amor que pasa por alto las ofensas, un amor
que se sacrifica por otros, un amor que es capar de desear a los hermanos, que
la paz de Dios esté con ellos, que es capaz de rogar a otros que el amor y la
fe del Padre sea visible demostrando primero este amor. Que seamos como una
familia, que experimentemos la gracia de Dios y que este con todos nosotros los
que amamos al Señor; y sobretodo clamemos a Dios y roguémosle que nuestro amor
sea incorruptible, hacia Dios y hacia el que nos rodea, porque no lo olvidemos,
conocerán que somos discípulos de Cristo por cómo nos amamos los unos a los
otros.
AP
1 Pedro 5 10 y 11 me encanta
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