Efesios 6:5-9 - Trabaja contento



"Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y con temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios. Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres."

El momento más duro de mi día a día es cuando el teléfono móvil a las 04:30 de la mañana suena de manera desafiante recordándome que mi tiempo de descanso ha llegado a su fin, que es el momento de empezar el día y de presentarlo ante Dios antes de empezar a trabajar. No soy una persona a la que le guste dormir, más bien lo veo como una pérdida de tiempo, pero si que es cierto que hasta para alguien como yo, las cuatro y media de la madrugada es demasiado pronto.

Cada uno tenemos una hora distinta de empezar y acabar nuestro día a día, pero a no ser que Dios nos haya concedido el privilegio de estar en una familia adinerada y no tener que trabajar, cada día nos toca enfrentarnos a trabajos, compañeros y jefes desagradables, situaciones que no desearíamos pasar pero que diariamente nos topamos con ellas. ¿Tiene el creyente una forma de trabajar determinada por la Biblia? Claramente sí. "Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y con temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios. Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres."

En España se está viviendo una situación compleja en cuanto al trabajo se refiere. Un índice de paro muy alto y a esto hay que sumar que aquellos que trabajan no reciben un salario excesivamente alto, esto produce malestar en los trabajadores y teniendo en cuenta el carácter general de la sociedad, acaba produciendo trabajadores descontentos que dejan de trabajar como deberían para simplemente perjudicar al jefe y que él se de cuenta de su malestar. ¿Puede un cristiano estar descontento en su trabajo? La respuesta es que si, sabemos que lo que tenemos es porque Dios lo ha decretado, pero no es malo que un hijo de Dios aspire a mejorar su situación laboral, incluso negocie con su empresa. Ahora bien esto nunca es excusa para no trabajar o hacerlo a desgana.

Como hijos de Dios estamos hechos para agradar a Dios en todo y ni ninguna duda el trabajo es una gran parte de ese todo, concretamente un tercio de nuestro día a día lo pasamos trabajando, probablemente sea la actividad a la que más tiempo dedicamos. Debemos y que el Señor nos ayude, trabajar bien y dando el máximo de nosotros mismos, no por el miedo de que nos puedan despedir, no porque nuestros jefes adquieran un mayor beneficio, sino porque esto glorifica a Dios. No se trata ni tan siquiera de obtener una buena calificación, sino para que Dios sea glorificado por medio nuestro en nuestro trabajo. Cuando no actuamos correctamente damos una mala imagen de Dios. Trabajemos de buena voluntad, sabiendo que así agradamos a Dios, pensemos que trabajamos para Dios, y que por amor a Él debemos hacerlo lo mejor posible.


AP

Comentarios

  1. En ocasiones se nos pierde el norte, como cristianos debemos agradar a Dios y honrarlo con nuestro comportamiento por encima de nuestros deseos o sentimientos

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