Salmo 61 - Mi Padre me escucha


"Oye, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración"

La característica más relevante entre un padre y un hijo es la capacidad que tiene el niño para pedir. Sobretodo conforme se acerca el final del año, con la llegada de las navidades, los niños se vuelven en expertos a la hora de pedir, de elegir los regalos que quieren que les regalen, que esperan recibir, y todos hemos visto en algún momento al padre sentado con su hijo y su catálogo de juguetes enseñándole todos los que él quiere, es sin duda una imagen entrañable, y que padre no dedicaría unos minutos a escuchar la petición de sus hijos.

Y nosotros somos hijos de Dios, Dios es nuestro Padre, y que padre no escucharía a su hijo, cuanto más no lo haría si su hijo estuviese en necesidad, por eso tenemos el privilegio de poder decir "oye, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración", podemos invocar al Padre y rogarle que escuche nuestro clamor, que incline nuestro oído a nuestras oraciones, que por favor escuche nuestras necesidades.

Y lo más grande de todo esto es que Dios nos escucha, que Dios ha abierto el trono de la gracia para que con libertad accedamos ante él, allí donde encontramos el oportuno socorro, donde hay abundancia, donde la gracia se derrama, un trono que gobierna sobre todo y en todo, donde se sienta el Rey del universo, y si clamamos podemos tener constancia y seguridad que el Padre nos escucha.

Pero como buen Padre no nos dará todo lo que pidamos al contrario, el éxito de la oración y de nuestro clamor vendrá totalmente condicionado a cómo y que pidamos, Jesús lo quiso simplificar "si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y será hecho.” ¿Está diciendo aquí que el Padre nos dará lo que queramos? Sí, pero lo que pidamos vendrá condicionado porque sus palabras permanecen en nosotros y cuando la palabra de Dios inunda nuestros corazones ya no pedimos por nuestros placeres o pensamientos, lo hacemos conforme a su voluntad, "y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye."

Por lo tanto hagamos como los discípulos y digamos a Dios "enséñanos a orar", para saber pedir conforme a su voluntad, sabiendo que Él inclina su oído, que como Padre amoroso escucha y atiende nuestras oraciones, que no permitirá que pasemos más de lo que podemos soportar. La oración es poder, es el medio que Dios utiliza para obrar, oremos, pues confiadamente, sabiendo que el que da más abundantemente de lo que entendemos nos escuchará.


AP

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