Salmo 67 - Espejos por misericordia



"Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, y haga resplandecer su rostro sobre nosotros." 

Todos en nuestras casas tenemos espejos, todos los usamos diariamente, sobre todo las mujeres pasan mucho tiempo ante ellos, si los espejos hablaran podrían decir muchas cosas de nosotros, podrían hablar de nuestras canas, de nuestros granos, de si tenemos más o menos barriga, los espejos muestras tanto nuestras imperfecciones como virtudes, nos dejan desnudos, ante otra persona podemos esconder lo que falla en nosotros, pero un espejo siempre lo sacará a la luz, no hay nada que a un espejo se le escape. Cuando un espejo está en una habitación iluminada muestra hasta el más pequeño detalle, en cambio se vuelve inútil cuando lo metemos en una habitación en la que no hay luz.

Hoy me atrevo a decir que los seres humanos somos espejos, no para que otras personas se fijen en ellos, sino porque nosotros reflejamos lo que miramos, reflejamos nuestra espiritualidad, reflejamos nuestra moral y valores, las personas somos espejo de aquello a lo que miramos. Y el salmista escribió "Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, y haga resplandecer su rostro sobre nosotros." En otras palabras ojala Dios nos ilumine con la luz de su gloria y nosotros que somos espejos la reflejemos en los demás.

Cuando la luz de la gloria de Dios se reflejó en Moisés la cara de Moisés brillaba de tal forma que nadie podía mirarle a la cara, porque era tan grande el resplandor, que deslumbraba a aquellos que le miraban. Cuando miramos a Dios, Él nos bendice y la luz de su gloria se refleja en nosotros, cuando estamos en la habitación que Dios ha llenado con su luz es cuando funcionamos como espejos perfectos, cuando la santidad de Dios se refleja en nosotros es cuando los demás nos miran y ven sus imperfecciones, pero no por lo que somos nosotros, sino porque en nosotros ven a Dios y la santidad de Dios muestra el pecado del hombre.

¡Clamemos a Dios que tenga piedad de nosotros! Roguémosle ser espejos de su gloria, pidámosle que podamos ser un reflejo de su amor, el espejo no acusa, muestra, no busca hacer daño, intenta ayudar, como espejos debemos estar en la luz para poder resplandecer y cumplir nuestra función. Qué pena me da cuando veo tantos espejos que están metidos en habitaciones oscuras, andando en tinieblas y no reflejando a Dios, únicamente salen de su oscuridad y se vuelven útiles cuando están en la iglesia. ¡Qué Dios tenga misericordia de nosotros! ¡Que seamos espejos útiles que miran a Dios y reflejan su luz!


AP

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