"Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, y haga resplandecer
su rostro sobre nosotros."
Todos en nuestras casas
tenemos espejos, todos los usamos diariamente, sobre todo las mujeres pasan
mucho tiempo ante ellos, si los espejos hablaran podrían decir muchas cosas de
nosotros, podrían hablar de nuestras canas, de nuestros granos, de si tenemos más
o menos barriga, los espejos muestras tanto nuestras imperfecciones como
virtudes, nos dejan desnudos, ante otra persona podemos esconder lo que falla
en nosotros, pero un espejo siempre lo sacará a la luz, no hay nada que a un
espejo se le escape. Cuando un espejo está en una habitación iluminada muestra
hasta el más pequeño detalle, en cambio se vuelve inútil cuando lo metemos en
una habitación en la que no hay luz.
Hoy me atrevo a decir que los
seres humanos somos espejos, no para que otras personas se fijen en ellos, sino
porque nosotros reflejamos lo que miramos, reflejamos nuestra espiritualidad,
reflejamos nuestra moral y valores, las personas somos espejo de aquello a lo
que miramos. Y el salmista escribió "Dios
tenga piedad de nosotros y nos bendiga, y haga resplandecer su rostro sobre
nosotros." En otras palabras ojala Dios nos ilumine con la luz de su
gloria y nosotros que somos espejos la reflejemos en los demás.
Cuando la luz de la gloria de
Dios se reflejó en Moisés la cara de Moisés brillaba de tal forma que nadie
podía mirarle a la cara, porque era tan grande el resplandor, que deslumbraba a
aquellos que le miraban. Cuando miramos a Dios, Él nos bendice y la luz de su
gloria se refleja en nosotros, cuando estamos en la habitación que Dios ha
llenado con su luz es cuando funcionamos como espejos perfectos, cuando la
santidad de Dios se refleja en nosotros es cuando los demás nos miran y ven sus
imperfecciones, pero no por lo que somos nosotros, sino porque en nosotros ven
a Dios y la santidad de Dios muestra el pecado del hombre.
¡Clamemos a Dios que tenga
piedad de nosotros! Roguémosle ser espejos de su gloria, pidámosle que podamos
ser un reflejo de su amor, el espejo no acusa, muestra, no busca hacer daño,
intenta ayudar, como espejos debemos estar en la luz para poder resplandecer y
cumplir nuestra función. Qué pena me da cuando veo tantos espejos que están
metidos en habitaciones oscuras, andando en tinieblas y no reflejando a Dios, únicamente
salen de su oscuridad y se vuelven útiles cuando están en la iglesia. ¡Qué Dios
tenga misericordia de nosotros! ¡Que seamos espejos útiles que miran a Dios y
reflejan su luz!
AP
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