"Alábenle los cielos y la tierra, los mares y todo lo que en ellos
se mueve"
Los truenos en un día de
tormenta, la lluvia al romper contra el suelo, el ruido del mar al chochar
contra las rocas del rompeolas, cada animal en su ámbito natural, cada pez en
el mar, cada ciervo que brama, cada león que ruge, absolutamente todo lo que existe
y tiene vida, el viento moviendo lo árboles, absolutamente todo clama y alaba a
su diseñador y creador.
Todo lo que existe tiene el
propósito de alabar a Dios, la naturaleza habla del carácter del creador, los
animales hablan de su inteligencia y como el salmista nosotros podemos decir
"alábenle los cielos y la tierra, los mares y todo lo que en ellos se
mueve", que todo lo que respira alabe al Señor, que todo lo que existe
declare su majestad, que todo lo que se mueve den gloria al Rey.
Bajo esta premisa, todo lo que
existe fue hecho para alabanza de la gloria de Dios, nos recuerda la
importancia de glorificar a Dios con nuestros actos. Tenemos la oportunidad y
el privilegio de unirnos al resto de seres vivientes en la glorificación y
exaltación a nuestro Dios, de unirnos a la honra del nombre del Rey. Alabar a
Dios no es un privilegio, es una necesidad, la necesidad de honrar al
gobernador de la tierra, la necesidad de que Dios sea exaltado por medio de
nuestros actos.
Unámonos hoy todos los seres vivientes
y glorifiquemos al gran Rey, juntos alabemos al que es bueno por siempre,
exaltemos y glorifiquemos a una su nombre, que toda la creación clame Bendito
sea el nombre del Señor, que todo lo que respira alabe al Señor, que glorifique
su misericordia, que llene su trono de coronas, y que de nuestra boca únicamente
alabe y glorifique al Rey y Señor de los siglos, al único, al Dios omnipotente.
AP
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