"Más yo estoy afligido y necesitado; oh Dios, ven pronto a mí. Tu
eres mi socorro y mi libertador; Señor, no te tardes."
Crisis, la palabra más
utilizada en los últimos años en España, tras el estallido de la burbuja
inmobiliaria, el país entró en una grave crisis económica, muchos perdieron sus
puestos de trabajo, otros vieron como su salario fue rebajado, algunos vieron
como los bancos reclamaban sus pisos por no poder pagar la hipoteca que habían
firmado meses antes. ¿Pero es únicamente una crisis económica la que azota a
los españoles? Por supuesto que no, la crisis más importante que sufre la
ciudadanía española es la crisis moral y espiritual que nos invade. Cada vez
más las leyes y decisiones crean una fuerte persecución a los seguidores de
Cristo, leyes como el divorcio exprés, el matrimonio homosexual, la facilidad
hacia el aborto, la libertad para dar rienda suelta a cualquier tipo de vicio,
la falta de dureza ante la prostitución, el libertinaje sexual en la
televisión.
Todo esto habla de la crisis
espiritual y de valores que sufre la sociedad actual, una crisis que
tristemente afecta cada vez más a los llamados seguidores de Cristo y que
adaptan el mensaje bíblico a lo que la sociedad desea. Los valores cristianos
han bajado su listón, cada vez más el pecado es más permitido y parece que todo
vale. Hay una ofensiva espiritual por parte de Satanás contra aquellos que
intentan seguir a Cristo, y ante esta situación solo queda una respuesta,
clamar a Dios, clamar y decir "mas yo estoy afligido y necesitado; oh
Dios, ven pronto a mí. Tú eres mi socorro y mi libertador; Señor, no te
tardes."
¡Cuánto me recuerda esto a la
Gran Bretaña de los siglos XVII y XVIII! Donde la moral estaba por los suelos,
donde los bares y la prostitución estaban a la orden del día, donde las
familias se destrozaban y el alcoholismo estaba por las nubes, una época de
grave crisis espiritual. Pero en medio de esta situación Dios tuvo misericordia
y ante el clamor de hombre como John Owen, George Whitefield, John Wesley entre
otros, Dios decidió poner fin a esta crisis enviando un avivamiento que cambió
los cimientos y la moral de todo un país. Se cuenta incluso que mineros que
estaban acostumbrados a tratar mal a sus animales, al convertirse dejaron de
hacerlo y tal era el cambio que los animales no respondían ante las buenas
palabras.
¡Qué envidia siento cuando leo
estas cosas! Necesitamos clamar y rogar a Dios
que nos salve y que envíe un avivamiento a nuestro país, nos equivocamos
cuando pensamos que los políticos o la independencia pueden librarnos, lo que
España necesita, al igual que otros muchos países en este mundo es que Dios
derrame de su Espíritu y vuelva los corazones perdidos hacia el camino de la
salvación. Debemos rogar a Dios que no tarde, debemos acogernos a sus promesas,
a que "En los últimos días derramaré de mi espíritu sobre toda
carne." Señor ten misericordia porque perecemos, porque la presión
espiritual es cada vez mayor, porque el pecado se ha apoderado del país. Señor avívanos,
no te olvides de nosotros, rescata a este país. Clamemos y busquemos a Dios, Él
es nuestra salvación.
AP
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