"Porque tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos, Tú que has
hecho grandes cosas; oh Dios, ¿Quién como Tú?"
¿Grande o pequeño? ¿Fácil o
difícil? ¿Importante o insignificante? Estas y otras preguntas por el estilo
nos las hacemos diariamente, cada día definimos y calificamos las cosas en
grandes o pequeñas, los problemas pueden ser fáciles o realmente difíciles, las
situaciones que vivimos pueden ser importantes o insignificantes. La respuesta
a cada pregunta puede variar mucho dependiendo de la situación en la que nos
encontremos, ya que no es lo mismo estar en una situación de estrés que en una
situación de calma, no verá de la misma manera cualquier cosa un niño o un
adulto, la medida de altura física, espiritual, sentimental e incluso cultural
influirán en la manera de apreciar las cosas.
Recuerdo ahora, que cuando era
niño veía algunas cosas grandes y hoy en día las veo pequeñas, esto no
significa que las cosas hayan menguado, sino que yo he crecido, y el punto de
vista cambia de las misma forma que todos cambiamos. Y desde este prisma
podemos entender cuando Dios dice “Yo Soy el que Soy” porque en Dios no existe
variación, Dios no cambia, Dios es justo y todo lo ve en su justa medida, y al
entender esto, tal y como hizo el salmista podemos exclamar “Porque tu justicia, oh Dios, alcanza hasta
los cielos, Tú que has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿Quién como Tú?”
Así es, Dios ha hecho, hace y
hará grandes cosas, porque Él es el Dios de las grandes cosas, su gloria llena
la tierra, su misericordia no se puede contener, su hermosura baña el universo,
y sus pies se apoyan sobre la tierra. Pero en cambio cuando nos acercamos a un
Dios que sabemos que es tan grande e increíble, no puedo entender porque
seguimos viendo las cosas de la manera que no son. Creemos que Dios puede
regalarnos unos zapatos, pero nos cuesta creer que Él pueda sanar un cáncer,
nos acercamos confiados en que Él puede hacer que una persona apruebe el carnet
de conducir, pero nos es difícil pensar que un paralítico pueda andar. Esto
tiene su origen en la diferencia de como vemos nosotros las cosas y como las ve
Dios.
Párate por un momento, piensa
un solo segundo, al principio Dios creó la luz, creo la tierra, creó el mar,
creó la vegetación creó a los animales y creó al hombre, solo hablando, porque
Dios habló y fue hecho. ¿Te parece esto algo grande? Para Dios es igual de
pequeño ayudarnos a aprobar un examen que levantar a un paralítico, para
nosotros hay mucha diferencia, pero comparado con lo que Dios ha hecho a lo
largo de la historia, lo que le pedimos son tonterías para Él. Acerquémonos a
Dios, no mirando desde nuestra óptica, sino sabiendo que para Dios cualquier
cosa que le pidamos es pequeña con lo que ya hemos visto. El Dios que ha hecho
grandes cosas hoy también las sigue haciendo. Acerquémonos, estemos confiados,
Él no ha cambiado ni su poder se ha acortado.
AP
Comentarios
Publicar un comentario