"Bendito sea el Señor Dios, el Dios de Israel, el único que hace
maravillas. Bendito sea su glorioso nombre para siempre, sea llena de su gloria
toda la tierra. Amén y amén"
El ser humano tiene la necesidad
de ser recordado cuando muera, tenemos la necesidad de dejar nuestra huella en
la tierra, de que las generaciones futuras nos recuerden, por esto existe el
Libro Record de los Guinness, un libro donde queda patente lo grande y
maravillosos que son otras personas, lo increíbles que pueden llegar a ser.
Estos buscan que su nombre sea recordado, que su gloria nunca perezca. Pero nada
dura para siempre y todos los records, todos los hitos, todos los hechos, no solo
son igualados sino que son incluso superados, por difíciles que parezca.
Nunca ningún ser humano podrá
hacer algo que sea insuperable, nunca la gloria de ningún hombre perdurará
eternamente, sino que llegará otro que le superará, otro que será mejor. Pero
en cambio aunque todos los hombres del mundo se esforzaran y dedicaran su vida,
ninguno se podrá asemejar nunca a nuestro Dios. “Bendito sea el Señor Dios, el Dios de Israel, el único que hace
maravillas. Bendito sea su glorioso nombre para siempre, sea llena de su gloria
toda la tierra. Amén y amén.”
¿Puedes pronunciar tú estas
palabras? Porque si las dices, entonces estas públicamente diciendo que deseas
que el nombre de Dios sea bendito y esto presupone muchas cosas de ti. Porque
si tu deseo es que el nombre de Dios sea bendito para siempre significa que estás
preparado para todo lo que hagas sea con el propósito de que el nombre de Dios
sea glorificado, esto es, que tus hechos no sean por tu reconocimiento, sino
por el reconocimiento de Dios.
Entonces pregúntate algo, ¿para
qué hago las cosas? Porque por nuestro ADN, las cosas que hacemos, las hacemos
para nosotros ser vistos y ser exaltados para que todos reconozcan lo buenos que
somos, pero realmente no debiera ser así, los hijos de Dios debiésemos hacer
las cosas para que Dios sea el que reciba la gloria, para que cuando alguien
nos felicita dijésemos, esto es para la Gloria de Dios, no para la mía.
¿Existirá un honor mayor que este? Por descontado que no, porque nada mejor que
vivir para glorificar a Dios, nada mejor que gastar nuestros días para que la
gloria de Dios llene toda la tierra. Glorifica hoy a Dios en tu vida.
AP
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