Salmo 74 – Las promesas de Dios siguen vigentes


“Mira el pacto, Señor, porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de moradas de violencia”

Se cuenta que el siglo pasado vivía en la región de Kimberly en África una familia muy pobre. El hombre tenía un rancho, pero la tierra era arenosa y estéril. Los niños, sin dinero con que  comprar canicas, habían aprendido a jugar con piedrecitas que juntaban de la arena del arroyo. Un día pasaba un grupo de hombres y se detuvieron para pedir agua. Mientras la tomaban, uno de los hombres se quedó viendo a los muchachos y a sus "canicas", luego les preguntó si había más y cuando los niños le dijeron que efectivamente, había montones junto a la arena, el hombre fue a verificar hallando tal y como los niños le habían dicho. Entonces dijo al campesino: "...Oiga, señor, ¿Cuánto quiere por su rancho? Yo le pagaré lo que usted me pida...". El campesino sonrió, y pensando hacer un excelente negocio pidió cincuenta mil dólares. Dicho y hecho, el hombre sacó su talonario de cheques y le pagó lo que había pedido. Eso fue el origen de las Minas de Kimberly, las minas de diamantes más valiosas del mundo.

Sin ninguna duda el hombre pagó a muy buen precio las minas de diamantes, hoy en día cualquiera haría lo mismo viendo el gran beneficio que podría traerle. Pero hay algo más valioso que cualquier mina de diamantes, algo que tiene más valor que esto, son las promesas de Dios. Promesas las cuales Dios ha puesto a nuestra disposición para que se las pidamos, tal y como hizo el salmistas “mira el pacto, Señor, porque los lugares tenebrosos de la tierra estan llenos de moradas de violencia.” El salmista pedía a Dios que recordara el pacto que había hecho, igualmente nosotros tenemos el privilegio de solicitar a Dios que cumpla sus promesas.

Sí, esto es real, Dios ha prometido muchas cosas y tenemos la oportunidad para reclamárselas, pero ¿todas las promesas son para nosotros? No, esto también hay que remarcarlo, hubo promesas que fueron hechas para personas en concreto, como por ejemplo cuando Pablo le dice al carcelero de Filipos “cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa.” Decir que esta promesa es para todos los creyentes sería una mala interpretación bíblica. Pero en cambio hay otras muchas que si que son para todos aquellos que la reclaman. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá”, esta promesa es una realidad y podemos en nuestras oraciones reclamárselas al Señor.

El trono de la gracia es una mina de diamantes y la oración el pico con el que extraer los diamantes, Dios nos ha dado la oportunidad de golpear las paredes de la mina a través de sus promesas, promesas que muchas veces dependen también de nosotros mismos “si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.” Es decir Dios nos  dará lo que queramos cuando permanezcamos en Él y sus palabras en nosotros, esta promesa es real, y podemos reclamarla porque si las palabras de Dios permanecen en nosotros, entonces pediremos conforme a su voluntad. Reclama hoy las promesas de Dios, Él las ha prometido y no nos fallará.


AP

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