“Porque Él estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel,
la cual ordenó a nuestros padres que enseñaran a sus hijos; para que la
generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer; y éstos se
levantaran y lo contaran a sus hijos, para que ellos pusieran su confianza en
Dios, y no se olvidaran de las obras de Dios, sino que guardaran sus
mandamientos.”
Hay un elemento que conforme las
personas se van haciendo mayores va ganando importancia, algo que en la
juventud, incluso en la madurez de la vida parece algo sin mucho valor, pero
que cuando las personas nos hacemos mayores toman un gran peso; es el
testamento. Un testamento no es más que un documento firmado ante un notario
que deja por escrito las últimas voluntades de la persona al fallecer y cómo
será la repartición de sus bienes que ha ido guardando durante los años. Puede
parecer una tontería, pero hay tantas familias que se han roto debido a esto, a
que hijo debía recibir más o menos de la herencia dejada, que da un valor
añadido a dejar el testamento bien hecho y sin grietas para evitar los malos
entendidos.
Pero aparte del testamento
material que tarde o temprano todos deberíamos hacer, ya que es algo bueno, hay
otro testamento que es muy peligroso dejarlo hasta la ancianidad, debe hacerse
antes, mucho antes, antes de que sea demasiado tarde. Hay un testamento
espiritual que debe realizarse en el momento que los hijos tienen comprensión.
El salmista nos va a dar la clave y el motivo por el cual hoy en día es tan
importante esto. “Porque Él estableció
un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual ordenó a nuestros
padres que enseñaran a sus hijos; para que la generación venidera lo supiera,
aun los hijos que habían de nacer; y éstos se levantaran y lo contaran a sus
hijos, para que ellos pusieran su confianza en Dios, y no se olvidaran de las
obras de Dios, sino que guardaran sus mandamientos.”
El mejor testamento que un padre
puede dejarle a su hijo en vida no es material, es espiritual. Hoy en día entre
estudios y actividades extraescolares, las cuales son buenas, ya que es algo
muy positivo que un niño haga deporte o estudie idiomas, es algo básico
prácticamente; pero si esto llega a sustituir el tiempo de estudio de la
Biblia, el tiempo de instrucción espiritual, sin ninguna duda los padres habrán
fracasado dejando un legado a sus hijos. La niñez es el momento ideal para
sentar las bases de la fe, lo que ellos entiendan desde niños será fundamental
en lo que después ocurrirá en sus corazones.
¿Niega esto la gracia de Dios?
¿Existen dudas de la elección de Dios en sus hijos? ¿Estoy queriendo decir que
transmitir principios espirituales asegurará que un hijo sea hijo de Dios? Por
su puesto que no, la instrucción en las cosas de Dios no da seguridad de
salvación, ni cambia el hecho de que la gracia de Dios es la que nos
transforma, pero sigue siendo responsabilidad de los padres. Por supuesto que
Dios no necesita ayuda para cambiar un corazón, es obvio que no son nuestras
palabras las que convierten al corazón malo en un corazón bueno, esta claro que
no hay ninguna persona que pueda convencer a otra de pecado, pero los padres
tienen la responsabilidad de instruir a sus hijos en lo correcto, de velar por
su integridad, de enseñarles el valor del arrepentimiento y la necesidad de
pedir perdón por sus pecados.
Porque no nos engañemos, el niño
desde pequeño peca, desde que tiene razón, con dos o tres años ya desobedece,
es egoísta, busca su propio bienestar, y explicarle desde pequeño la necesidad
de pedir perdón a Dios, sin duda es la mejor enseñanza. Padres, instruir a
vuestros hijos en los caminos de Dios, leed con ellos la Biblia, explicadles
con vuestro ejemplo la importancia de la oración, habladles de las cosas
grandes que Dios ha hecho en vosotros. “Enseña
al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará del
él.
AP
Comentarios
Publicar un comentario