Salmo 82 – Nadie sabe nada


"No saben ni entienden; caminan en tinieblas; son sacudidos todos los cimientos de la tierra."

Sería insensato por parte de cualquier persona entrar en una cueva en la que haya un cartel avisando que hay osos dentro sin ni siquiera una linterna o algo que nos alumbre por donde debemos caminar. Nadie estaría tan loco de entrar en un sitio oscuro, con peligros, pero sin ver prácticamente nada. La oscuridad es probablemente de los mayores miedos, ya que te impide ver, no solamente lo que tiene delante, no solamente el objetivo, sino que la oscuridad te impide incluso ver donde estas, ver tu realidad.

El mundo en que vivimos está lleno de las tinieblas del pecado, unas tinieblas que nos rodean, que llenan de maldad el mundo, que nos influyen a las personas a hacer el mal, a desviarnos del camino, no porque así lo deseemos, sino porque simplemente no vemos por donde va el camino. Así, bajo estas circunstancias, las palabras del salmista toman más realismo que nunca "no saben ni entienden; caminan en tinieblas; son sacudidos todos los cimientos de la tierra."

En otras palabras las tinieblas no solo han cegado los ojos del espíritu para no ver el camino, han dejado inútil el razonamiento del ser humano, cambiando los valores establecidos por Dios, así mismo lo expresa Pablo "pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quién es bendito por los siglos. Amén"

¡Que radiografía más exacta de nuestro tiempo! Mentes entenebrecidas, pensamientos equivocados, tinieblas que cubren el camino, idolatría y pecado. Y en esta situación nos encontramos nosotros, rodeados de tinieblas, pero cuanto más oscura es la noche más se ve la luz, cuanto más densas son las tinieblas, más alumbra el fuego, cuanto más pecado hay más se ve la santidad. En medio de estas tinieblas que nos rodean, Dios reta a sus hijos a ser santos, los reta a ser un luminar, un faro para aquellos que están a punto de encallar, una linterna para alumbrar los entendimiento erróneos, un vocero que guíe a los cegados por el pecado. Tienes un reto por delante, se santo, se luz, alumbra en tu sitio, deja que Cristo te guíe, sé un reflejo de lo que Él es y alumbrarás allí donde estés.


AP

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