"Porque saturada está mi alma de males, y mi vida se ha acercado
al Seol. Soy contado entre los que descienden a la fosa; he llegado a ser como
hombre sin fuerza."
La llegada de la muerte a una
persona son momentos realmente duros vistos desde el punto de vista humano,
incluso aquellos que tenemos una certeza de una vida futura, llegamos a sentir
un cierto temor a lo que vendrá después, que pasará cuando nuestro corazón deje
de latir y el tiempo en esta tierra se acabe, aun teniendo la certeza y la seguridad
que lo que viene después es mejor, siempre hay incertidumbre. Cuan mayor debe
ser esta sensación para aquel que está al borde del abismo, que está al fin de
sus días y no tiene seguridad de nada, que por su mente empiezan a pasar
recuerdos no solo bonitos, los cuales serán muchos, sino también recuerdos de
cosas que podría haber hecho y no hizo, de relaciones rotas, de situaciones en
las que hirió a alguien, y debe ser terrible el sentimiento de culpa y la
pesadez del alma por sus malas acciones.
La muerte desvela en muchos
casos la maldad más profunda del corazón, hasta el punto de la invención de que
muchos no llegan a partir de la tierra por tener asuntos pendientes que
restaurar, dejando abierta la falsa idea de espíritus de muertos que deambulan
por el mundo hasta solucionar sus cuentas pendientes. El salmista habla de la
sensación de estar cerca de la muerte y sentirse desamparado de Dios,
"porque saturada está mi alma de males, y mi vida se ha acercado al Seol.
Soy contado entre los que descienden a la fosa; he llegado a ser como hombre
sin fuerza." Durante todo el salmo narra, el sentimiento de pesadumbre y
de dolor por los males y como Dios parece haber desaparecido.
Hoy en día hay muchas personas
así, personas que siente un abatimiento en su alma por los males que han hecho,
por relaciones rotas o decisiones tomadas de manera incorrecta, y ante esto
sienten la necesidad de arreglar sus situaciones. Pero esto no es lo más
importante, al día mueren personas en nuestro país las cuales deberían
solucionar su situación con Dios, que deberían arreglar lo que han roto por
causa del pecado y nosotros debiéramos tener en nuestras oraciones a aquellos
anónimos que están cerca de su muerte.
Pero no solo esto es lo
importante, sino que debiéramos preguntarnos, nosotros, que pasaría si hoy
estuviese llegando nuestro día, si la muerte estuviese al doblar la esquina,
¿estaría todo correcto? No debiéramos dejar llegar un momento tan difícil para
arreglar aquellas cosas que estén rotas. Hoy en un buen día para reconstruir, reconstruir
relaciones, renovar al hambre por Dios, volver a arrepentirnos. Nunca es
demasiado tarde, a Dios no le importa nuestro pasado, lo realmente importante
es como encaminemos nuestro presente hacia el futuro y si esto es en sus
caminos, todo irá bien.
AP
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