"Entonces Josué habló al Señor el día en que el Señor entregó a
los amorreos delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de Israel:
Sol, detente en Gabaón, y tú luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo,
la luna se paró, hasta que la nación se vengó de sus enemigos. ¿No está esto
escrito en el libro de Jaser? Y el sol se detuvo en medio del cielo y no se
apresuró a ponerse por un día entero. Y ni antes ni después hubo día como
aquel, cuando el Señor prestó atención a la voz de un hombre; porque el Señor
peleó por Israel."
Creo que hay pocas sensaciones
más desagradables que estar hablando con alguien y sentir que no te están
escuchando, que te ignoran, que parece que estás hablando a las paredes. Esto
sucede porque la realidad es que todos, cuando hablamos necesitamos sentirnos
escuchados, nos gusta que nos escuchen, que nos hagan caso.
Lo peor de todo no es cuando
hablamos con una persona y nos sentimos así, sino que la sensación es mucho más
abrumadora cuando sentimos que Dios parece que no nos oye, pero realmente su
oído está atento. La prueba la tenemos con Josué, "entonces Josué habló al Señor el día en que el Señor entregó a
los amorreos delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de Israel:
Sol, detente en Gabaón, y tú luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo,
la luna se paró, hasta que la nación se vengó de sus enemigos. ¿No está esto
escrito en el libro de Jaser? Y el sol se detuvo en medio del cielo y no se
apresuró a ponerse por un día entero. Y ni antes ni después hubo día como
aquel, cuando el Señor prestó atención a la voz de un hombre; porque el Señor
peleó por Israel."
La verdad es que la historia
que tenemos ante nosotros es brutal, Dios tuvo cuidado de los suyos, les
protegió en la batalla y escuchó la oración de su escogido, del líder que Él
había puesto. Dios demostró que el dueño de lo que sucede en la tierra es Él,
que Dios era quien decidía la duración del día, Dios demostró su soberanía y el
poder ante las normas. Dios fue es que peleó por Israel y llevó a los suyos a
la victoria.
Ante esto, ¿dudaremos nosotros
del poder de Dios? ¿Nos preguntaremos si Él escucha nuestras oraciones? El Dios
que tiene poder para cambiar las normas y alargar un día, ¿no tendrá poder para
cambiar cualquier circunstancia? como buen Padre, ¿no escuchará las súplicas de
sus hijos? Por supuesto que sí, y no solo eso, sino "que Él sabe de que
tenemos necesidad incluso antes de que le pidamos. El mismo Dios que estuvo con
Josué es el que hoy está con nosotros. Las reglas son suyas, están sujetas a su
voluntad, no temas, no estés nervioso, únicamente descansa y confía en que Dios
traerá la respuesta, espera a que Él actúe y mientras únicamente ten paz, Dios
cuidará de sus hijos.
AP
Comentarios
Publicar un comentario