Josué 16 – La vida fuera del territorio


“Hubo también ciudades que se apartaron para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de Manasés, todas las ciudades con sus aldea.”

En ocasiones hay personas que deben emigrar de su país para marcharse a otro y convivir con gente que incluso podría llegar a definirse como su enemigo. Esto no ocurre únicamente con personas sino que hay veces que incluso en ciudades ocurre esto mismo, que perteneciendo a otro país habitan y están rodeadas de ciudades de otros países.

Esta es la situación en la que estaban las ciudades de nuestro texto, vivían, sobrevivían, pero estaban rodeadas de ciudades extranjeras “hubo también ciudades que se apartaron para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de Manasés, todas las ciudades con sus aldeas.”

Este concepto se conoce como ciudades enclavadas. Cuando se dividió la tierra prometida entre las doce tribus, hubo ciudades que se quedaron dentro del territorio general que se asignó a otra tribu. Podemos encontrar algún ejemplo moderno como el que existía hasta hace poco, el Berlín Occidental, que se ubicaba en la parte oriental de Alemania o también la propiedad donada a las Naciones Unidas, enclavada en el corazón de Nueva York. Por ejemplo parte de la ciudad de Jerusalén fue un enclave jebuseo dentro del territorio de Israel durante cuatro siglos hasta que David la conquistó.

Este es un símil muy útil para nuestras iglesias, somos ciudades enclavadas que pertenecemos al cielo pero hemos estamos dentro del territorio de la tierra; y cada uno de nosotros somos una de las aldeas que pertenecen a la ciudad. Tanto la aldea como la ciudad reciben ataques e intentos de conquista, y cada vez vemos más como el mundo nos ataca y nos lleva al enfriamiento, a la apatía y a la adaptación e insensibilidad ante el pecado. Cuando esto sucede podemos decir que hemos sido conquistados. Alcemos las armas que son la oración y la lectura Bíblica y roguemos al que lucha por nosotros que nos guarde de los ataques enemigos, que nos retenga y no permita que seamos conquistados.


AP

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