"Cuando terminaron de repartir la tierra en heredad según sus
límites, los hijos de Israel dieron heredad en medio de ellos a Josué, hijo de
Nun. De acuerdo con el mandato del Señor le dieron la ciudad que él pidió,
Timnat-sera, en la región montañosa de Efraín. Y él reconstruyó la ciudad y se
estableció en ella."
Tener respeto hoy en día es
algo que se ha vuelto complicado de encontrar, sobre todo si hablamos de
respeto hacia aquellos que gobiernan o lideran. La democracia ha traído consigo
la libertad de expresión, la cual ciertamente es buena, pero no lo es así el
libertinaje de expresión. Este concepto lleva al extremo absoluto la libertad
de expresión, hasta el punto que permite la falta de respeto a aquellos que
toman decisiones, únicamente por el motivo de no estar de acuerdo con las ideas
o por las malas decisiones de quienes encabezan al grupo.
Israel por fin había recibido
la promesa de Dios de conquistar la tierra y había finalizado su reparto, y
llegado este momento, Josué había cumplido todo su cometido, "cuando terminaron de repartir la
tierra en heredad según sus límites, los hijos de Israel dieron heredad en
medio de ellos a Josué, hijo de Nun. De acuerdo con el mandato del Señor le
dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en la región montañosa de Efraín. Y
él reconstruyó la ciudad y se estableció en ella."
Hay dos aspectos que resaltar
en el texto del capítulo 19:
- El carácter de líder de Josué: Josué como líder es un gran ejemplo
de servicio, vemos que en todo momento antepone su propio interés o
complacencia por el del grupo, en ningún momento intentó quedarse con la mejor
tierra o la porción más grande, al contrario, incluso cuando el pueblo no
mostró interés, él les dio el empujón necesario para que finalizaran el
proceso. ¡Cuánto se parece Josué a Jesús! Él dejó su gloria para anteponer
nuestro beneficio al suyo propio, humillándose hasta la muerte en una cruz, y
no solo eso, sino que ante nuestra indiferencia, Él nos ama primero y nos lleva
a acercarnos a Él. Ojalá en todos los líderes cristianos y no cristianos encontrásemos
esta actitud. El líder no debe imponerse, Dios es quien le da la autoridad y la
gracia ante sus seguidores, el éxito de un buen líder no es el autoritarismo,
es el amor.
- El caracter de un pueblo agradecido: Ante un buen líder los
seguidores, el pueblo reaccionaron de la manera correcta. Podrían simplemente
haber obviado a Josué una vez habían obtenido su parte, pero no lo hicieron
así, decidieron obedecer a Dios y ofrecer a Josué aquello que había solicitado,
para que viviera en esa ciudad. La iglesia debe honrar a sus líderes, a los
pastores que dirigen a la congregación. Ellos tienen una tarea realmente difícil
y compleja, la iglesia debe reconocerlos y en la medida de lo posible
recompensar su trabajo y su dedicación.
Reconozcamos a nuestros
líderes en la tierra, honremos su trabajo y agradezcámosles su cariño. Dios se
alegra con aquellos que son agradecidos.
AP
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