"Y el Señor les dio reposo en derredor, conforme a todo lo que
había jurado a sus padres; y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente; el
Señor entregó a todos sus enemigos en sus manos. No faltó ni una palabra de las
buenas promesas que el Señor había hecho a la casa de Israel; todas se
cumplieron."
El ser humano tiene un
instinto de mejora continua que se puede ver a lo largo de la vida, es difícil
que estemos contentos con lo que tenemos, siempre queremos mejorar, siempre
queremos un mejor coche, una mejor casa, ser mejores en el trabajo, un sueldo
mayor, necesitamos esforzarnos en mejorar y conseguir metas mayores cada vez.
Hay una frase acerca de la felicidad que dice, "Se feliz con lo que
tienes, mientras persigues lo que deseas"; el gran problema es que normalmente
perseguimos lo que deseamos a nivel físico, material, sentimental y espiritual
pero no somos capaces de ser felices con lo que tenemos.
Esto ocurre cuando logramos un
objetivo y no somos capaces de pararnos y disfrutar de él, siempre necesitamos
más, ir un paso adelante. Tras la conquista de la tierra y el reparto de la
misma Israel descansó, "y el Señor
les dio reposo en derredor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y
ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente; el Señor entregó a todos sus
enemigos en sus manos. No faltó ni una palabra de las buenas promesas que el
Señor había hecho a la casa de Israel; todas se cumplieron."
¿Cuándo fue la última vez que
reposaste y fuiste feliz con lo que tenías? No hablo que no tengamos que tener
expectativas, al contrario, pero cuando las expectativas nos producen
infelicidad pecamos contra Dios, cuando no somos capaces de que nuestra alma se
alegre por los beneficios que Dios nos da, nuestros hechos y palabras atentan
directamente contra Dios diciéndole que está haciendo mal las cosas. ¿Qué
necesitas para ser feliz?
Podríamos dar muchas
respuestas a esto, pero ninguna nos aportaría la felicidad, excepto una,
descansar en Dios, esta es la verdadera felicidad, aquí es donde podemos ser felices
con lo que tenemos mientras buscamos la mejoría, porque sabemos que igual que
hizo con Israel, también con nosotros cumplirá sus buenas promesas, no fallará
ni se olvidará. Descansa, reposa, no te afanes, confía en Dios, deja tu carga a
sus pies y no te preocupes. Igual que un niño no se preocupa de la comida
porque sabe que sus padres se la darán, no nos preocupemos nosotros, puesto que
Dios nos dará más aun de lo que necesitamos o queremos.
AP
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