Josué 24 - El momento de la ruptura



"Ahora pues, temed al Señor y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor. Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quien habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor."

Las rupturas en las relaciones siempre son duras. Hay relaciones que son irrompibles, nadie puede romper su lazo sanguíneo con padres, hermanos, abuelos o tíos, incluso cuando no hay un contacto, la relación continúa porque la sangre une. Pero en cambio hay otras relaciones que somos nosotros quienes las decidimos, nuestro grupo de amigos, nuestra pareja, estas son relaciones que nosotros decidimos tenerlas y que en ocasiones pueden ser tóxicas. Esto se ve muy a menudo en el mundo del deporte de élite americano, el cual muchos atletas provienen de familias desestructuradas y han crecido en barrios pobres y delictivos, con amistades no demasiado recomendables. Al llegar a la élite y recibir buena cantidad de dinero las malas amistades pueden llevar a la bancarrota y el endeudamiento aun recibiendo verdaderas fortunas.

Las malas relaciones pueden llevarnos al abismo, pueden destrozar una vida y no es sencillo acabar con ellas, producen una gran presión; Josué sabía de esto y planteó un reto a todo el pueblo "ahora pues, temed al Señor y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor. Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quien habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor."

La toxicidad en las relaciones puede producir en nosotros vidas mediocres, pueden llevarnos a apartarnos incluso del camino correcto y ante esto solo queda una opción, romper la relación. Es decisión de cada uno de nosotros continuar con la relación con el pecado o romper con ella y temer a Dios, servirle con integridad; está en nuestras manos escoger una vida de santidad y de guerra permanente o dejarnos llevar por la corriente y la pecaminosidad de de este mundo.

¿Qué vas a hacer tú? ¿Seguirás adorando a los reyes y gobernadores de nuestra sociedad? ¿Permitiremos que la presión del sexo, el dinero, la fama, la popularidad, el trabajo, etc. nos ahogue? Ha llegado el momento de terminar con las relaciones tóxicas que nos alejan de Dios, de destruir los dioses que hemos estado adorando, de alejarnos de las tinieblas y comenzar a andar según la luz de la Biblia, de pasar más tiempo en oración y menos en nuestro ocio. Hoy es día de romper las relaciones que nos llevan a la derrota y buscar la victoria que Dios ofrece. Rompe con las malas relaciones que has vivido hasta ahora y únicamente céntrate en el Dios y creador, ahí encontrarás el sustento necesario para tu vida.


AP

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