"Ahora pues, temed al Señor y servidle con integridad y con
fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del río
y en Egipto, y servid al Señor. Y si no os parece bien servir al Señor, escoged
hoy a quien habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres,
que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra
habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor."
Las rupturas en las relaciones
siempre son duras. Hay relaciones que son irrompibles, nadie puede romper su
lazo sanguíneo con padres, hermanos, abuelos o tíos, incluso cuando no hay un
contacto, la relación continúa porque la sangre une. Pero en cambio hay otras
relaciones que somos nosotros quienes las decidimos, nuestro grupo de amigos,
nuestra pareja, estas son relaciones que nosotros decidimos tenerlas y que en
ocasiones pueden ser tóxicas. Esto se ve muy a menudo en el mundo del deporte
de élite americano, el cual muchos atletas provienen de familias
desestructuradas y han crecido en barrios pobres y delictivos, con amistades no
demasiado recomendables. Al llegar a la élite y recibir buena cantidad de
dinero las malas amistades pueden llevar a la bancarrota y el endeudamiento aun
recibiendo verdaderas fortunas.
Las malas relaciones pueden
llevarnos al abismo, pueden destrozar una vida y no es sencillo acabar con
ellas, producen una gran presión; Josué sabía de esto y planteó un reto a todo
el pueblo "ahora pues, temed al
Señor y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros
padres sirvieron al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor. Y si no
os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quien habéis de servir: si a los
dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los
dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos
al Señor."
La toxicidad en las relaciones
puede producir en nosotros vidas mediocres, pueden llevarnos a apartarnos
incluso del camino correcto y ante esto solo queda una opción, romper la
relación. Es decisión de cada uno de nosotros continuar con la relación con el
pecado o romper con ella y temer a Dios, servirle con integridad; está en
nuestras manos escoger una vida de santidad y de guerra permanente o dejarnos
llevar por la corriente y la pecaminosidad de de este mundo.
¿Qué vas a hacer tú? ¿Seguirás
adorando a los reyes y gobernadores de nuestra sociedad? ¿Permitiremos que la
presión del sexo, el dinero, la fama, la popularidad, el trabajo, etc. nos
ahogue? Ha llegado el momento de terminar con las relaciones tóxicas que nos
alejan de Dios, de destruir los dioses que hemos estado adorando, de alejarnos
de las tinieblas y comenzar a andar según la luz de la Biblia, de pasar más
tiempo en oración y menos en nuestro ocio. Hoy es día de romper las relaciones
que nos llevan a la derrota y buscar la victoria que Dios ofrece. Rompe con las
malas relaciones que has vivido hasta ahora y únicamente céntrate en el Dios y
creador, ahí encontrarás el sustento necesario para tu vida.
AP
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