Josué 3 - Estate preparado


"Entonces Josué dijo al pueblo: Consagraos, porque mañana el Señor hará maravillas entre vosotros."

Cuando era niño la noche antes de ir de excursión o de colonias con el colegio recuerdo que me impedía conciliar el sueño fácilmente, los nervios ante un día marcado en el calendario estaban a flor de piel y dormir bien y rápido era una utopía, deseaba que llegara ese día, un día de salir de la rutina y sobretodo de no tener clase. Para ese día no faltaba nunca la maleta con la cantimplora y el bocadillo, si podía ser de tortilla de patata mejor aun.

Ante un día especial todos nos preparamos, cuando ante nosotros tenemos un día marcado en el calendario todos hacemos nuestros preparativos para que nada salga mal, cumpleaños, aniversarios, bodas, festivos, navidades, días importantes que intentamos que no hayan contratiempos que lo puedan estropear. Israel estaba ante un día importante, ya habían salido del desierto y empezaba la conquista, "entonces Josué dijo al pueblo: Consagraos, porque mañana el Señor hará maravillas entre vosotros."

La palabra clave es consagraos, el diccionario nos dice que consagrar es "dedicar, ofrecer a Dios por culto o voto una persona o cosa. Dedicar con suma eficacia y ardor algo a determinado fin." En otras palabras Josué dijo al pueblo, entrega todo lo que es tuyo hoy a Dios, y prepárate porque lo que le vas a dar es muy pequeño con respecto a lo que Dios va a hacer.

Pensar que Dios hace o deja de hacer las cosas según nuestro estado de ánimo o nuestras ganas sería decir algo muy osado, antes inclinaría nuestro corazón a su obra que dejar que su voluntad no se cumpliese, pero sí que creo que hay un mensaje hacia nosotros, consagraos. Como siervos y esclavos estamos obligados a consagrar nuestras vidas a nuestro Señor y Amo, debemos dedicar nuestra vida, nuestros hechos, nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros placeres a la voluntad de Dios, a que se cumpla su deseo.

Esto no es un problema, debiera ser considerado como un privilegio, ser esclavos de Jesucristo, ¡para Pablo esto era un orgullo! pero en cambio a nosotros nos supone un esfuerzo demasiado grande, un escoyo difícil de sortear, un trabajo ingrato, pero la realidad es que debemos consagrarnos, porque vendrán tiempos difíciles, en los que nos tocará persistir, y nuestra persistencia será una gran obra hecha por Dios.

Consagra hoy tu vida a Dios, conviértete en un adorador que adora en espíritu y verdad, glorifica a Dios en el trabajo, magnifica su nombre en tu casa con tus actos, demuestra a todos que tu corazón ha cambiado, que ya no vives tú sino que Cristo vive en ti. Consagrémonos hoy a Dios, porque Él hará grandes cosas no según nuestra medida terrenal sino con la medida celestial.


AP

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