"Y habló a los hijos de Israel, diciendo:
Cuando vuestros hijos pregunten a sus padres el día de mañana, diciendo ¿Qué
significan estas piedras?, entonces lo explicaréis a vuestros hijos, diciendo:
Israel cruzó este Jordán en tierra seca."
Aquellos que hemos sido
transformados y hechos a la imagen de Dios podemos confirmar como en muchas
ocasiones Dios nos ha librado de tormentas, problemas y dificultades, como su
mano ha estado con nosotros librándonos de muchos problemas y sin duda
guardamos un grato recuerdo de esto, nuestro corazón no olvida lo ocurrido,
pero en ocasiones simplemente lo guardamos para nosotros y lo disfrutamos
nosotros y con el paso del tiempo puede que lleguemos incluso a olvidarlo.
Dios conocía a su pueblo, lo
fácil que olvidaba las cosas, su facilidad para irse tras otros dioses y de
abandonarle a Él, sabiendo que eran débiles e inestables, en realidad no tan
diferentes a nosotros y que de generación en generación lo bueno se iba
perdiendo, por eso Dios les habla estas palabras "y habló a los hijos de
Israel, diciendo: Cuando vuestros hijos pregunten a sus padres el día de
mañana, diciendo ¿Qué significan estas piedras?, entonces lo explicaréis a
vuestros hijos, diciendo: Israel cruzó este Jordán en tierra seca."
¿Cuántas señales tenemos nosotros
hechas en nuestra vida? Este pueblo necesitaba tener pruebas para recordar lo
que Dios había hecho en ellos, y nosotros ciertamente no somos tan diferentes,
en ocasiones olvidamos o no compartimos lo que Dios ha hecho simplemente porque
no hemos dejado nada que nos recuerde lo que Él ha hecho.
¡Qué importante son los
símbolos! Al fin y al cabo nuestra vida está marcada por ellos, nuestro anillo
nos recuerda nuestra boda, la foto de encima de la mesa aquel estupendo viaje
que hicimos, tenemos cosas que nos recuerdan y le demuestran a los demás lo que
nos ocurrió. ¿Porqué no hacer lo mismo con los milagros que Dios ha hecho? Debiéramos
recordar cuando Dios nos hizo pasar en seco por el rio que se desbordaba,
cuando realmente el enemigo nos atacaba y Él nos libró de sus garras. Da gloria
a Dios, cuenta a los demás cuan grandes cosas ha hecho Él y si hace falta
levanta símbolos para no olvidar la misericordia de nuestro Dios.
AP
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