Josue 5 - Recuerda delante de quien estas



En ocasiones el exceso de confianza nos puede llevar a ser irrespetuoso. El hecho de conocer bien y tener confianza con una persona no nos da pies para comportarnos y tratarle de cualquier manera, ni tan siquiera con nuestros mejores amigos la confianza debiera llevarnos a perderles el respeto. He visto padres e hijos con una confianza muy grande, pero que llegado el momento el padre ha tenido que recordarle al hijo que sigue siendo su padre.

¿Puede que esto nos pase con Dios? ¿Es posible que a veces seamos irrespetuosos y nos comportemos de manera inadecuada ante Él? Creo que sí, y es un riesgo que debemos vigilar. "Y sucedió que cuando Josué estaba cerca de Jericó, levantó los ojos y miró, y he aquí, un hombre estaba frente a él con una espada desenvainada en la mano, y Josué fue hacia él y le dijo: ¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos? Y él respondió: No; más bien yo vengo ahora como capitán del ejército del Señor. Y Josué se postró en tierra, le hizo reverencia, y dijo: ¿Qué dice mi señor a su siervo? Entonces el capitán del ejército del Señor dijo a Josué: Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y así lo hizo Josué."

Aquí tenemos a Josué ante Dios mismo, ante su comandante en la batalla y Dios le ordena que quite su calzado porque está en un lugar santo. El sitio no era santo por el tipo de tierra o su situación geológica, su santidad tiene más que ver con quien lo estaba pisando. Ante esto Josué obedece y muestra reverencia al Rey.

Ante esto debemos plantearnos dos percepciones. La primera es la manera en que nos acercamos a Dios. Él nos ha llamado amigos, ha sido nuestro siervo en la tierra, nos ha puesto como su hermano, pero no debiéramos olvidar que sigue siendo Dios, que sigue siendo el Dueño y Señor nuestro. No podemos venir ante El como si hablásemos con un colega. Debemos ir con un temor reverencial, sabiendo que estamos ante el Todopoderoso Dios. Dios es nuestro amigo, no nuestro colega y merece nuestro más profundo respeto. No podemos ordenarle ni decirle lo que debe hacer, sino rogarle que haga su voluntad.

Lo segundo que debemos ver es la santidad del sitio donde nos encontramos. Esto no se mide por el lugar, no es más santo el púlpito de la iglesia que tu habitación, ni la sala en que se hace intercesión que tu trabajo. A veces mitificamos nuestros locales sin entender que no son más que cuatro paredes. Un lugar es santo cuando Dios es el que está allí. El autobús se santifica cuando tu vas en él orando, no por el autobús, sino porque allí donde tu clamas a Dios es donde Dios esta. 

Ante esta realidad nuestro corazón debiera descalzarse cada día, vivir reverenciando a Dios, honrándole sabiendo que donde Él esta es lugar santo. Quita hoy las sandalias de tu corazón, teme a Dios y hónrale, no olvides que Él es el más grande.

AP










Comentarios

  1. Muy certero el artículo, muy común en los cristianos ser "confianzudos" y olvidarnos de la soberanía absoluta de nuestro Señor y Dios

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