"Después Josué leyó todas
las palabras de la ley, la bendición y la maldición, conforme a todo lo que
está escrito en el libro de la ley. No hubo ni una palabra de todo lo que había
ordenado Moisés que Josué no leyera delante de toda la asamblea de Israel,
incluyendo las mujeres, los niños y los forasteros que vivían entre ellos.”
Manipular a una persona y convencerla de que tus opiniones son las
correctas no es tan excesivamente difícil, sobre todo cuando se trata de
religión. Es fácil convencer a alguien que asista a un lugar donde todo será
bonito, donde sus problemas se acabarán y donde ya no habrá más dolor. En
realidad esto es lo que ofrecen sectas, curanderos, tarotistas y demás que o
bien son farsantes o bien están a disposición de Satanás. Es fácil convencer
dando recompensas, ¿pero qué pasa cuando se dice toda la verdad? ¿Se puede
presentar una verdad a medias para aumentar un número de personas?
Claramente la respuesta a esto es que no. En este capítulo
encontramos a Josué que tras una gran estrategia ha llevado, gracias al apoyo
de Dios, a Israel a la victoria. Tras vencer hacen un gran culto ofreciendo
sacrificios de paz y alabanza a Dios, y es aquí cuando "Después Josué leyó todas las palabras de la ley, la bendición y
la maldición, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. No
hubo ni una palabra de todo lo que había ordenado Moisés que Josué no leyera
delante de toda la asamblea de Israel, incluyendo las mujeres, los niños y los
forasteros que vivían entre ellos.” Hay dos aspectos que podemos destacar
de lo que hizo Josué.
-
Josué
habló toda la verdad: Este punto no es solo para aquellos que predican en
un púlpito, ni siquiera es exclusivo de quienes evangelizan en su día a día, es
para todos. Nos dice el texto que “Josué
leyó todas las palabras de la ley, la bendición y la maldición”. Esto nos
habla de la importancia de hablar todo el consejo de Dios, quitar partes de la
Biblia o no tratarlas por ser difíciles o por no querer molestar a quien
escucha es un serio error, es una manipulación de la verdad divina. Hablar de
lo bonito de la salvación y no hablar del infierno es una manipulación
impresentable. Debemos conocer a Dios en su total plenitud, en cuanto a lo
bueno y a lo que no nos gusta.
-
Josué no “protegió”
a nadie: En ocasiones nos volvemos demasiado protectores con los más
pequeños, intentamos evitar que no vean películas de miedo, que vean escenas de
sexo en televisión, que no presencien peleas y discusiones, pero en ocasiones
sin darnos cuenta hacemos lo mismo en cuanto a las cosas de Dios. Josué leyó
todo lo escrito “incluyendo las mujeres,
los niños y los forasteros que vivían entre ellos.” No hay mayor protección
que podamos dar a nuestros niños que presencien el poder de Dios, no hay nada
que pueda enamorar más a un niño de Jesús que verle tal y como es, que
comprenda lo que Cristo sufrió en la cruz. No debiéramos protegerles de la
verdad, porque la ignorancia hará que tarde o temprano huyan de alguien que ha
sido demasiado poco atractivo por la manera en que hemos presentado a Jesús.
AP
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