"Pero
todos los jefes dijeron a la congregación: Nosotros les hemos jurado por el
Señor, Dios de Israel, y ahora no podemos tocarlos. Esto es lo que haremos con
ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por el
juramento que les hemos hecho."
Si cada uno echásemos la mirada atrás en nuestra vida seguro que
encontramos algún momento en que hemos dicho algo que luego nos hemos
arrepentido ya sean por circunstancias o simplemente por cambio de ideas no
hemos hecho. Creo que en este aspecto nadie puede decir que no ha fallado,
aunque no debiera ser así, pero en ocasiones faltamos a nuestra palabra y
llegamos incluso a hacer daño a otros.
En este capítulo Israel es engañado por sus enemigos que vienen
como personas de países lejanos y desean pactar y llegan al acuerdo de no
atacarlos. Israel acepta este pacto y finalmente se dan cuenta que les han
engañado y ante esto "todos los
jefes dijeron a la congregación: Nosotros les hemos jurado por el Señor, Dios
de Israel, y ahora no podemos tocarlos. Esto es lo que haremos con ellos: los
dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por el juramento que
les hemos hecho."
Realmente son valientes los jefes, porque podrían haber tenido bastantes
problemas, pero no cedieron ante la presión que podrían haber recibido, sino
que se mantuvieron firmes ante su juramento. La verdad es que son un ejemplo a
seguir por nuestra parte.
Debemos rogar a Dios que realmente nos ayude a ser fieles a
nuestras palabras, a saber cumplir todo lo que hagamos, porque cuando llegamos
hasta el final en lo que nos proponemos realmente damos un buen testimonio de
quien es nuestro Dios. Cumplir lo que prometemos es parecernos a Cristo, el
cual cumplió su promesa de morir en la cruz, incluso cuando en Getsemaní tuvo
su mayor lucha, no abandonó. Seamos firmes en nuestra palabra, sabiendo que de
esta manera glorificamos a Dios,
AP
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