1ª Pedro 2:4-8 - Siendo edificados



"Y viniendo a El como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo."

Es asombroso ver como en cada país, según sus necesidades y según el tipo de tierra que se tiene la arquitectura cambia por completo. Por ejemplo, no será nunca igual un edificio en un país rico, donde se dispone de más medios para construir que en un país pobre, tampoco será igual construir una casa en la ciudad que en la montaña, donde el clima es más frío y las nevadas seguras. Pero no solo la arquitectura es importante, sino que incluso los cimientos cambian según el país. En esto Japón, una tierra en la que los terremotos están a la orden del día sorprende al crear unos cimientos que hacen que fluctúen los edificios y eviten de esta manera una gran catástrofe.

Sin mirar nada más que la estética, si tuviésemos que construir una casa no elegiríamos los cimientos que utilizan en Japón, ya que producirían retraso en la construcción y un mayor coste, pero si quisiésemos priorizar nuestra seguridad, sin duda lo haríamos. Con este pensamiento las palabras de Pedro toman sentido: "Y viniendo a El como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo."

Los hombre ven el fundamento de Cristo como algo innecesario, la vida ofrece demasiadas oportunidades, demasiadas cosas en las que fundamentar nuestra vida, demasiadas cosas por las que sacrificarnos, trabajo, deporte, familia, mujer, marido, viajar, etc. Ante esto con los ojos humanos Cristo no es tan apetecible y es rechazado, pero esto es muy diferente para Dios. Para Él Cristo si que es apetecible, para Dios es muy valioso, es una piedra preciosa.

Cuando Dios rebela esto al hombre, es cuando las personas dejamos de buscar otras cosas diferentes a Cristo para fundamentar nuestra vida, es ahí donde encontramos los cimientos en los que edificar una casa espiritual, para llevar una vida de sacrificio a Dios de una manera santa, un sacerdocio impecable por medio del fundamento donde está construida nuestra vida. Ahora bien, ¿en qué piedra esta tu vida cimentada? ¿Hay algo que si te lo quitan, toda tu vida se vendría abajo? Si la respuesta a esto no es Jesucristo, es que has construido tu vida sobre otro cimiento, pero ¡hay buenas noticias! Aún estás a tiempo, derriba la casa, y empieza a construir una nueva en Cristo.


AP

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