"En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos,
fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal
o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con
el propósito de heredar bendición."
Buena parte del éxito de un
equipo deportivo es la unión entre los jugadores, esto en la NBA lo llaman
química de equipo. En este aspecto hay jugadores que se producen buena química
de equipo, haciendo que todos permanezcan unidos, mientras que otros jugadores
ya sea por su carácter, por sus actividades extradeportivas o sus escándalos.
Este tipo de jugadores cuando comienzan a perjudicar la química de equipo son
traspasados rápidamente ya que el equipo está por encima de cualquier
individualidad.
Pedro ha estado hablando del
comportamiento de los siervos ante un mal amo, de cómo se debe comportar la
mujer con el marido y viceversa, llegado a este punto nos ofrece una conclusión
que nos sirve en todos los ámbitos de la vida. "En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos,
fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal
o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con
el propósito de heredar bendición."
Pedro nos ofrece una
definición de cómo debemos ser como cristianos para que la química de equipo
suba, para que el cuerpo este unido, “sed
todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu
humilde." Esta es la raíz y la evidencia de que somos hijos de Dios,
tenemos un mismo sentir que proviene directamente del Espíritu Santo y no de
nosotros, lo cual nos guía y nos muestra por donde andar, el mismo Espíritu
produce nosotros en compasión exactamente igual que Dios tiene compasión con
nosotros. Al mostrar compasión a otros necesitamos trabajar en equipo y nos
volvemos fraternales, amándonos y el amor produce misericordia y nos lleva a
perdonar a aquellos que incluso no lo merecen, igual que Dios nos perdonó a
nosotros sin merecerlo y esto produce en nosotros un espíritu humilde que no se
creerá superior a nadie.
Y ante esto, en ocasiones
recibiremos críticas, ataques, porque los que andan por el Espíritu no son muy
bien recibidos y ante los ataques debemos ser mansos y como Jesús nos indicó,
poner la otra mejilla, bendecir al que nos maldice, no siendo vengativos, no
devolviendo mal por mal o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo a los
demás, porque no olvidemos la venganza es de nuestro Dios y exactamente igual
que Cristo calló, nosotros debemos ser como Él, sabiendo que heredaremos
bendición del cielo.
AP
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