"No nos
ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras
iniquidades. Porque como están de altos los cielos sobre la tierra,
así es de grande su misericordia para los que le temen.”
así es de grande su misericordia para los que le temen.”
El refranero español es un
fondo sin pozo de refranes útiles para el día a día, incluso algunos se
complementan entre sí. Cría cuervos y te arrancarán los ojos, siembra vientos y
recogerás tempestades, a cada cerdo le llega su san Benito. Estos entre otros
nos hablan de que nuestros malos actos tienen malas recompensas, que lo que
hagamos a otros con maldad, con maldad nos será devuelto.
¿Parece lógico verdad? No es
de extrañar que el que hace mal, reciba mal. Pero, ¿qué es lo que hacemos
nosotros? ¿Hacemos bien o hacemos mal? El salmo 103 nos va a dar la respuesta,
no solo de lo que nosotros hacemos sino de lo que Dios hace con nuestro mal, “no nos ha tratado según nuestros pecados,
ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades. Porque como están de altos
los cielos sobre la tierra, así es de grande su misericordia para los que le
temen.”
Por lo que parece Dios no usa
ninguno de los refranes mencionados anteriormente con nosotros, sino todo lo
contrario, Dios tiene misericordia, y en lugar de pagar nuestro mal con un
severo castigo que sería merecido, nos muestra misericordia, una misericordia
como la altura de los cielos, la cual nuestros ojos no son capaces de ver. Así de
grande es la misericordia de Dios, es inmensa e incomparable, dadora de vida y
perfecta.
¿Nos afecta esta misericordia
de alguna manera? Está claro que sí, principalmente porque por esta
misericordia, encarnada en Jesucristo es que nosotros podemos ser salvos y el
precio de nuestro pecado es pagado. Pero no solo esto, hay algo más allá, nos
habla de cómo debemos vivir, ilustrémoslo con la conversación de Pedro y Jesús:
“Entonces se le acercó Pedro, y le dijo:
Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo?
¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta
setenta veces siete.” Este siete y setenta veces siete, Pedro está
ofreciendo muchísimo perdón en la cultura judía, Jesús le dice que se queda
corto. El que ha experimentado la misericordia de Cristo no debiera nunca dejar
de ser misericordioso con otros.
No pierdas el tiempo, la misma
misericordia que has recibido de Dios, tenla hoy con quienes te han ofendido,
restaura las relaciones que se han roto, porque seamos sinceros no hay nada que
nos hayan hecho a nosotros que sea peor que todas nuestras ofensas al Padre.
AP
Comentarios
Publicar un comentario