"Nuestro Dios está en los cielos: Él hace lo que le place"
Durante los últimos tiempos ha
habido algunas series de televisión ambientadas en tiempos pasados que han
tenido mucho éxito. Series como Roma, los Borgia, Isabel, Spartacus, Reign,
águila roja, los Tudor o Juego de Tronos. Estas series más o menos reales nos
transportaban al pasado para recordarnos que antiguamente no existía la toma de
decisiones conjunta. El gobernador o el rey tenía el poder de decidir todo lo
que convenía para el pueblo o el país, es posible que tuviese un grupo de
consejeros, pero finalmente, aunque todos dijesen lo contrario su palabra es la
que valía, sus decretos se llevaban a cabo fuesen buenos o malos.
Humanamente estamos en una
mejor época, donde si la persona que gobierna no lo hace bien probablemente no
repetirá gobierno, el pueblo tiene el poder y solo por medio de la violencia y
las amenazas un gobierno se puede perpetrar en el poder. El concepto que las
series nos presentan es interesante, tenemos a un rey que tiene su trono y hace
lo que quiere. Nunca debiéramos olvidar que por encima de cualquier rey en la
tierra hay otro Rey superior. "Nuestro
Dios está en los cielos: Él hace lo que le place."
Esta afirmación parece muy
obvia, totalmente lógica, pero en ocasiones perdemos tanto la perspectiva que
parece que creamos que no es cierta. El cielo es el trono de Dios, en la
antigüedad era habitual ver que un rey era envenenado o asesinado para que
perdiera el puesto, aunque estaban en su trono, aunque su acceso era difícil
seguía siendo posible acceder a él. Dios no es así, Él tiene su trono en los
cielos, donde ningún hombre puede llegar, se sienta en un trono eterno al que
nadie puede acceder, no existe la sucesión, Dios es el Rey y los cielos son su
palacio, interminables, sin límites, tal y como Él mismo es.
Pero como Rey no únicamente
esta en los cielos, sino que decreta, habla y se cumple, desde el principio
vemos que todo está sujeto a su palabra, la creación no parte de una
manufactura, únicamente son palabras y todo le obedece, está en su derecho de
echar al hombre y a la mujer del huerto, de destruir la tierra con agua, de que
su pueblo, la que Él califica como la niña de sus ojos, Israel, esté cuarenta
años dando vueltas en un desierto. Dios es el legislador y hace lo que quiere,
tiene misericordia de quien quiere y no la tiene de quien no quiere. Dios puede
hacer lo que le place porque sencillamente es Dios, porque Él es perfecto y no
hay errores en Él.
Ninguna criatura tiene derecho
a cuestionar sus decisiones, nadie puede obligarle a hacer o a deshacer, nadie
debiera decir que hace algo en el nombre de Jesús que no esté claro que
realmente proviene de Dios, Dios no depende de nuestras ideas, propósitos o
deseos, a Dios no le conmueve la pena, ni hace algo porque lloremos como niños
pequeños. Dios hace lo que hace porque así le place, porque siente placer en
hacer lo que quiere sabiendo que es bueno. Nosotros no somos quienes para
decirle a Dios lo que debe hacer, pidamos sabiendo que por encima de nosotros
está la voluntad y los decretos de Dios.
AP
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