Salmo 116 - ¿Que puedes dar?



"¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?... ...Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, e invocaré el nombre del Señor."

Este mundo en el que vivimos, esta etapa histórica sin duda es la etapa en que la idolatría continua existiendo como siempre ha ocurrido en la historia pero que más sibilina es. Quizá sea el tiempo en que menos se va a los templos a adorar a imágenes u otros dioses, no se estilan las casas llenas de vírgenes, santos e imágenes de la crucifixión colgadas en las paredes; no es habitual visitar una casa y ver un pequeños altar con figuritas y velas, pero no nos debiéramos dejar engañar, vivimos en un mundo que no solo es idólatra, sino que nos anima a serlo nosotros mismos.

El salmo 116 nos muestra a un escritor temiendo por su vida, que se ve cerca de la muerte y clama al Señor, se da cuenta de todos los beneficios de Dios en su vida y se cuestiona algo, "¿qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?... ...Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, e invocaré el nombre del Señor." La pregunta es realmente buena, ¿acaso hay algo que se le pueda dar a aquel que lo tiene y es Señor sobre todo? Es algo realmente complicado, nada de lo que nosotros tenemos y podemos ofrecer tiene un valor lo suficientemente grande como para saciar a Dios. Pero el mismo texto nos ha dado la respuesta, podemos darle sacrificio de acción de gracias.

El sacrificio de acción de gracias era uno de los diferentes tipos de sacrificios que Dios estableció, en él se reconocía como Dios había resuelto un problema, sanado una enfermedad o simplemente de manera voluntaria. Realmente hay pocas cosas que podamos ofrecer a Dios, pero algo que si está al alcance de nuestra mano es la gratitud. La gratitud entra en conflicto con la idolatría, la gratitud realmente es lo contrario. La idolatría no consta únicamente en tener figuritas de santos o de dioses, la idolatría en nuestro tiempo es el amor que tenemos a nosotros mismos por estar bien, hacer las cosas para recibir la felicitación de los demás y que nuestro nombre quede destacado, la idolatría es el esfuerzo por ser mejor que los demás,  todo esto es exceso de amor propio y lleva a hacer a Dios pequeñito, porque todo lo logrado es por nosotros.

En cambio la gratitud es lo contrario, aun teniendo aspiraciones no se convierten en obsesión porque sabemos que por mucho que nosotros nos esforcemos es Dios quien traerá el resultado, ponemos de nuestra parte, pero sin excesos, nos esforzamos, pero sin desgastarnos. El sacrificio de acción de gracias de nuestros días, es buscar el reino de Dios y su justicia, es pensar que lo principal es que Dios reciba la gloria, es reconocer que lo que tenemos pertenece a Dios y Él es el Señor de todo lo que poseemos. No ser idólatra es hacernos pequeñitos para que el nombre de Dios se haga grande, es que todos vean que el motivo de nuestros actos es Dios y no lo buenos que somos. Sacrificios de alabanza se pueden dar en nuestro trabajo, en nuestro hogar, en la iglesia, acompañados o en la soledad. ¿Qué haremos hoy, ofreceremos sacrificios de acción de gracias o continuaremos idolatrando?


AP

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