Salmo 120 - Lengua pecadora



"¿Qué se te dará, y qué se te añadirá, oh lengua engañosa?"

Las redes sociales nacieron con el objetivo de crear conexiones entre las personas, facilitar el conocimiento y la posibilidad de conocer nuevos amigos, compartir con quienes nos importan nuestra privacidad. Por supuesto esto perdió su esencia en el momento en que hay personas que en Facebook pueden llegar a tener 400 o 500 amigos, probablemente no quieras compartir todo con ellos, con lo que al final, simplemente se convirtió en un lugar donde comentar o participar de algunos temas, pero ya no de crear relaciones. Twitter por ejemplo nos ofrece la posibilidad de seguir personas y famosos de nuestro interés, enterarnos de noticias, etc. Pero hay algo que no se puede evitar, las redes sociales se han convertido en un centro de faltas de respeto, insultos y vejaciones que en muchos casos han acabado en el juzgado.

Es verdaderamente fácil detrás de la pantalla de un ordenador hacer esto, igual que es muy fácil criticar a otros cuando ellos no están, es muy sencillo sacar la lengua a pasear sin importar el estado en que otra persona quede. Este Salmo es un Salmo gradual, que cantaban los peregrinos que viajan a Jerusalén, en el camino cantaban esta canción refiriéndose a los samaritanos, "¿Qué se te dará, y qué se te añadirá, o lengua engañosa?" El escritor se está refiriendo a aquellos que intentaban destruirles por lo bajo, desde atrás con crítica, con mentira y dejándoles mal. Obviamente no se refiere a la lengua como el miembro que tenemos en la boca, sino como la personas que con la palabra, ya sea hablando o escribiendo ataca, critica o murmura contra otros.

Cuanto poder tiene la lengua, es capaz de destruir relaciones cimentadas durante años, es capaz de herir el alma y producir heridas profundas. Ser criticado a las espaldas, recibí insultos, que murmuren contra nosotros sin duda no es agradable pero es algo que existe. ¿Qué podemos hacer ante esto? Simplemente callar, no dar respuesta a los ataques externos, sino clamar a Dios,  el Dios de la venganza,  el Dios misericordioso, el Dios que puede transformar los corazones de aquellos que utilizan su lengua para el mal.

Pero hay algo más, ¿qué hacemos nosotros con nuestras palabras? ¿Son palabras de destrucción o construcción? ¿Traen algo bueno o caemos en el  pecado de la crítica y la murmuración? La lengua es indomable, expulsa todo lo que hay en nuestro corazón, bien haremos si llenamos nuestros corazones de Dios para asemejarnos a Él. Desechemos el pecado del corazón, las envidias, celos, mentiras, críticas y pongamos a nuestra boca freno. Que de ella únicamente salgan palabras de bendición a otros.


AP

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