"¿Qué se te dará, y qué se te añadirá, oh lengua engañosa?"
Las redes sociales nacieron
con el objetivo de crear conexiones entre las personas, facilitar el
conocimiento y la posibilidad de conocer nuevos amigos, compartir con quienes
nos importan nuestra privacidad. Por supuesto esto perdió su esencia en el momento
en que hay personas que en Facebook pueden llegar a tener 400 o 500 amigos,
probablemente no quieras compartir todo con ellos, con lo que al final,
simplemente se convirtió en un lugar donde comentar o participar de algunos
temas, pero ya no de crear relaciones. Twitter por ejemplo nos ofrece la
posibilidad de seguir personas y famosos de nuestro interés, enterarnos de
noticias, etc. Pero hay algo que no se puede evitar, las redes sociales se han
convertido en un centro de faltas de respeto, insultos y vejaciones que en
muchos casos han acabado en el juzgado.
Es verdaderamente fácil detrás
de la pantalla de un ordenador hacer esto, igual que es muy fácil criticar a
otros cuando ellos no están, es muy sencillo sacar la lengua a pasear sin
importar el estado en que otra persona quede. Este Salmo es un Salmo gradual,
que cantaban los peregrinos que viajan a Jerusalén, en el camino cantaban esta
canción refiriéndose a los samaritanos, "¿Qué se te dará, y qué se te
añadirá, o lengua engañosa?" El escritor se está refiriendo a aquellos que
intentaban destruirles por lo bajo, desde atrás con crítica, con mentira y dejándoles
mal. Obviamente no se refiere a la lengua como el miembro que tenemos en la
boca, sino como la personas que con la palabra, ya sea hablando o escribiendo
ataca, critica o murmura contra otros.
Cuanto poder tiene la lengua,
es capaz de destruir relaciones cimentadas durante años, es capaz de herir el
alma y producir heridas profundas. Ser criticado a las espaldas, recibí
insultos, que murmuren contra nosotros sin duda no es agradable pero es algo
que existe. ¿Qué podemos hacer ante esto? Simplemente callar, no dar respuesta
a los ataques externos, sino clamar a Dios,
el Dios de la venganza, el Dios
misericordioso, el Dios que puede transformar los corazones de aquellos que
utilizan su lengua para el mal.
Pero hay algo más, ¿qué
hacemos nosotros con nuestras palabras? ¿Son palabras de destrucción o
construcción? ¿Traen algo bueno o caemos en el
pecado de la crítica y la murmuración? La lengua es indomable, expulsa
todo lo que hay en nuestro corazón, bien haremos si llenamos nuestros corazones
de Dios para asemejarnos a Él. Desechemos el pecado del corazón, las envidias,
celos, mentiras, críticas y pongamos a nuestra boca freno. Que de ella únicamente
salgan palabras de bendición a otros.
AP
Comentarios
Publicar un comentario