Job 11 - Un Dios demasiado grande para nosotros



"¿Descubrirás tú las profundidades de Dios? ¿Descubrirás los límites del Todopoderoso? Altos son como los cielos; ¿qué harás tú? Más profundos son que el Seol; ¿Qué puedes tú saber? Más extensa que la tierra es su dimensión y más ancha que el mar. Si Él pasa, o encierra, o convoca una asamblea, ¿quién podrá estorbarle? Porque Él conoce a los hombres falsos, y ve la iniquidad sin investigar. Y el hombre tonto se hará inteligente cuando el pollino de un asno montés nazca hombre."

Como personas, nos encanta etiquetar a las personas y las cosas, etiquetamos a los seres humanos como guapos, feos, altos, bajos, gordos delgados, atractivos, etc. Lo mismo hacemos con los objetos, útil, inútil, viejo, nuevo, etc. Este es el origen de la doctrina, la cual es buena, pero al final lo único que hace es etiquetar a Dios, cuando hablamos de sus atributos, no son más que etiquetas que ponemos a Dios para de esta manera que nuestra mente pueda llegar a entender su esencia, lo que Él es.

Las etiquetas marcarán nuestra relación con las personas, aquellas que no obtengan una etiqueta positiva, es posible que nunca lleguen a tener relación con nosotros, habrá un muro llamado prejuicio que no permitirán que exista la posibilidad de conocernos. Exactamente igual ocurre con Dios, cuando las etiquetas que le ponemos a Dios se basan en nuestras experiencias, es ahí cuando los prejuicios aparecen. Exactamente esto es lo que le estaba ocurriendo a Job, vemos en él un desgaste con el paso del tiempo, sus etiquetas de Dios se van difuminando y pierde su sentido de vida. Pero uno de sus amigos le recrimina esta situación, "¿descubrirás tú las profundidades de Dios? ¿Descubrirás los límites del Todopoderoso? Altos son como los cielos; ¿qué harás tú? Más profundos son que el Seol; ¿Qué puedes tú saber? Más extensa que la tierra es su dimensión y más ancha que el mar. Si Él pasa, o encierra, o convoca una asamblea, ¿quién podrá estorbarle? Porque Él conoce a los hombres falsos, y ve la iniquidad sin investigar. Y el hombre tonto se hará inteligente cuando el pollino de un asno montés nazca hombre."

Limitar a Dios a nuestras etiquetas, es simplemente como querer meter el mar en una botella, quizá tengamos una muestra, pero no obtendremos la esencia del mar nunca, ni su viento, ni su fauna, ni su braveza, exactamente lo mismo pasa cuando metemos a Dios dentro de nuestras etiquetas, que podremos tener un cachito de lo que es Dios, pero nunca llegaremos a comprender su esencia. Ponerle límites a Dios es tan estúpido como construir un edificio para atrapar el viento, es una pérdida de tiempo. La doctrina nos acerca a lo que es Dios, pero caer en el intelectualismo es muy sencillo, y acaba denigrando su imagen, y nos lleva a la pérdida y a la queja ante el dios que ya no responde a nuestras etiquetas.

Odiamos al Dios que se sale de lo preestablecido por nuestra mente, ¿seguiremos quejándonos? ¿Meteremos a Dios en los límites de nuestra mente? Él es superior a nuestras ideas, aun el cerebro más aventajado no puede llegar a comprender la profundidad de su ser, Él llega a lo profundo del corazón, a nuestros deseos más ocultos, no le pueden ser ocultados, es más, Él los saca a la luz y nos muestra la profundidad de nuestra oscuridad. Pero este Dios, por medio del amigo de Job, trae ánimo a Job, y le dice, "si diriges bien tu corazón y extiendes a Él tu mano, si en tu manos hay iniquidad y la alejas de ti y no permites que la maldad more en tus tiendas, entonces, ciertamente levantarás tu rostro sin mancha, estarás firme y no temerás. Porque olvidarás tu aflicción, como aguas que pasaron la recordaras. Tu vida será más radiante que el mediodía, y hasta la oscuridad será como la mañana. Entonces confiarás, porque hay esperanza, mirarás alrededor y te acostarás seguro."


AP

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