Job 17 - Una peligrosa paranoia



"Mi espíritu está quebrantado, mis días extinguidos, el sepulcro está preparado para mí. No hay sino escarnecedores conmigo, y mis ojos miran su provocación."

Nada peor que dejar a la mente campar y crecer en sus propios pensamientos, una pequeña idea, que poco a poco va creciendo, se va haciendo más grande y se convierte en paranoia. No es difícil que esto ocurra, nuestra mente produce pensamientos que nos hacen pasar momentos de verdadera angustia, de algo pequeño pueden construir al enemigo más grande que hayamos tenido delante nuestro.

Esto se multiplica en gran manera cuando estamos pasando momentos difíciles, todo se magnifica, parece que el mundo se va a acabar y la paranoia crece, las ganas de vivir y el ánimo desaparece. Así estaba Job, así es como se encontraba en estos momentos, "mi espíritu está quebrantado, mis días extinguidos, el sepulcro está preparado para mí. No hay sino escarnecedores conmigo, y mis ojos miran su provocación."

Cuando vemos a Job es relativamente sencillo juzgarlo y decir que se está equivocando, que ha fallado, pero volvamos nuestra mente a nuestros momentos duros de la vida, cuando dábamos vueltas en la cama sin poder dormir, donde deseábamos que se acabase el sufrimiento y el suplicio por el que pasábamos. Así es como estaba Job, sentía que su vida se acababa, que ya no tenía ni siquiera sentido seguir viviendo, todo lo contrario.

Pero todos sabemos el final de Job, Dios le restaura y volverá a estar bien, todo el proceso por el que ha pasado le ha acercado a Dios. Las paranoias en ocasiones es posible que nos hagan olvidar quien está de nuestra parte, la presión de los problemas puede ser realmente grande, puede consumirnos, pero no debiéramos olvidar que Dios sigue siendo mayor que nuestros problemas y que tiene el poder para solucionar cualquier cosa que llegue.


AP

Comentarios