Job 20 - El destino del pecador

"Los cielos revelarán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él. Las riquezas de su casa se perderán; serán arrasadas en el día de su ira. Esta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia decretada por Dios para él."

El principal ídolo que el ser humano tiene es sin ninguna duda la misma persona. Todos nos queremos, nos preocupamos por nosotros mismos, satisfacemos nuestras necesidades y buscamos por todos los medios alcanzar nuestra felicidad. Por norma general esta felicidad se logra por medio del duro trabajo y del ahorro de dinero y de acumular bienes. Esto es lo que se convierte en un ídolo, la necesidad de obtener bienes, de vivir para acumular, para que el día de mañana no falte de nada.

No es difícil caer en el amor al dinero, en la Biblia, esto lo denominan como adoración al Dios Mammon, el Dios del dinero. ¿Valdrá de algo conseguir bienes? ¿Es provechoso acumular? Muchos que no llegan a conocer nunca a Dios viven pensando en sus bienes, pero llegará el día en que esto pierda todo el sentido, "los cielos revelarán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él. Las riquezas de su casa se perderán; serán arrasadas en el día de su ira. Esta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia decretada por Dios para él."

De nada sirve tener grandes ahorros, una gran cuenta bancaria o muchas posesiones, llegara el día en que todo esto no sirva para nada, que pierda su valor, porque es cierto que todo tiene un valor objetivo, pero también un valor subjetivo y cuando llegue el día de la ira del Señor, el valor desaparecerá, no servirá para nada, le será quitado y recibirá el merecido por sus pecados.

Tantas veces gastamos nuestro tiempo, fuerza y ánimos en adquirir bienes, en hacer riquezas que nos faciliten la vida y sin darnos cuenta se puede convertir en nuestro ídolo. ¡Cuidado! Dar un valor mayor al que tienen las cosas y ponerlas por delante de Dios es un gran error. No permitamos que nada ocupe el lugar que Dios debiera ocupar, que sus negocios se pongan por delante de nuestros propósitos y que nuestra vida gire alrededor de los planes divinos. 

AP

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