"Los cielos revelarán su iniquidad, y la tierra se levantará
contra él. Las riquezas de su casa se perderán; serán arrasadas en el día de su
ira. Esta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia decretada
por Dios para él."
El principal ídolo que el ser
humano tiene es sin ninguna duda la misma persona. Todos nos queremos, nos
preocupamos por nosotros mismos, satisfacemos nuestras necesidades y buscamos
por todos los medios alcanzar nuestra felicidad. Por norma general esta felicidad
se logra por medio del duro trabajo y del ahorro de dinero y de acumular
bienes. Esto es lo que se convierte en un ídolo, la necesidad de obtener
bienes, de vivir para acumular, para que el día de mañana no falte de nada.
No es difícil caer en el amor
al dinero, en la Biblia, esto lo denominan como adoración al Dios Mammon, el
Dios del dinero. ¿Valdrá de algo conseguir bienes? ¿Es provechoso acumular?
Muchos que no llegan a conocer nunca a Dios viven pensando en sus bienes, pero
llegará el día en que esto pierda todo el sentido, "los cielos revelarán su iniquidad, y la tierra se levantará
contra él. Las riquezas de su casa se perderán; serán arrasadas en el día de su
ira. Esta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia decretada
por Dios para él."
De nada sirve tener grandes
ahorros, una gran cuenta bancaria o muchas posesiones, llegara el día en que
todo esto no sirva para nada, que pierda su valor, porque es cierto que todo
tiene un valor objetivo, pero también un valor subjetivo y cuando llegue el día
de la ira del Señor, el valor desaparecerá, no servirá para nada, le será
quitado y recibirá el merecido por sus pecados.
Tantas veces gastamos nuestro
tiempo, fuerza y ánimos en adquirir bienes, en hacer riquezas que nos faciliten
la vida y sin darnos cuenta se puede convertir en nuestro ídolo. ¡Cuidado! Dar
un valor mayor al que tienen las cosas y ponerlas por delante de Dios es un
gran error. No permitamos que nada ocupe el lugar que Dios debiera ocupar, que
sus negocios se pongan por delante de nuestros propósitos y que nuestra vida
gire alrededor de los planes divinos.
AP
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