Job 24 - Malos tiempos para vivir



"Otros han estado con lo que se rebelan contra la luz; no quieren conocer sus caminos, ni morar en sus sendas. Al amanecer se levanta el asesino; mata al pobre y al necesitado, y de noche es como un ladrón. El ojo del adúltero espera el anochecer, diciendo: "Ningún ojo me verá", y disfraza su rostro."

No hay más que ver las noticias para ver que el mundo poco a poco se está yendo al garete, cada vez es más habitual ver mujeres que son maltratadas, niños abandonados, jóvenes muertas después de ser violadas, páginas web que ya no solo ofrecen la posibilidad de encuentros sexuales, sino que te dan la oportunidad de tener una aventura sin ser descubierto engañando así al marido o a la mujer. La ética va desapareciendo, la moral desintegrándose y parece que en todo este caos nadie quiere saber nada de Dios.
Quizá hoy en día, el hecho de que exista la televisión, redes sociales, medios de comunicación etc. hace que sea más habitual ser conscientes de estos problemas, pero esto no es algo exclusivo de nuestro tiempo, toda la historia ha ocurrido, sin ir más lejos en el tiempo de Job. "Otros han estado con lo que se rebelan contra la luz; no quieren conocer sus caminos, ni morar en sus sendas. Al amanecer se levanta el asesino; mata al pobre y al necesitado, y de noche es como un ladrón. El ojo del adúltero espera el anochecer, diciendo: "Ningún ojo me verá", y disfraza su rostro."

El mal parece que crece, aquellos que odian la luz y caminan por las tinieblas aparentemente van ganando terreno, parece que la luz va perdiendo fuerza, cada vez parece más habitual ver desgracias y como el pecado del ser humano va creciendo, parece que no hay nada que hacer, que la corrupción controla todo, que las ganancias deshonestas están a la orden del día y que por mucho que nos esforcemos de una u otra manera esto nos afecta.

¿Es posible vivir una vida cristiana en estas circunstancias? Sin ninguna duda si, aunque difícil es posible. Cada uno debemos analizarnos y saber cuáles son nuestros límites, hasta donde podemos llegar, cual es nuestro margen de maniobra, un caso claro lo encontramos en Daniel, en su llegada a Babilonia le vemos como acceder a ser instruido por Nabucodonosor, permite que le cambien el nombre pero no admite comer de la comida sacrificada a los ídolos. Cedió en lo que sabía que  no le afectaría y supo frenar el punto en el que él podía caer. Roguemos a Dios que nos ayude a mantenernos firmes en un tiempo en que la presión es muy grande, que nos ayude a afirmarnos en la fe y vivir vidas que glorifiquen a Dios.


AP

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