"Otros han estado con lo que se rebelan contra la luz; no quieren
conocer sus caminos, ni morar en sus sendas. Al amanecer se levanta el asesino;
mata al pobre y al necesitado, y de noche es como un ladrón. El ojo del
adúltero espera el anochecer, diciendo: "Ningún ojo me verá", y
disfraza su rostro."
No hay más que ver las
noticias para ver que el mundo poco a poco se está yendo al garete, cada vez es
más habitual ver mujeres que son maltratadas, niños abandonados, jóvenes
muertas después de ser violadas, páginas web que ya no solo ofrecen la
posibilidad de encuentros sexuales, sino que te dan la oportunidad de tener una
aventura sin ser descubierto engañando así al marido o a la mujer. La ética va
desapareciendo, la moral desintegrándose y parece que en todo este caos nadie
quiere saber nada de Dios.
Quizá hoy en día, el hecho de
que exista la televisión, redes sociales, medios de comunicación etc. hace que
sea más habitual ser conscientes de estos problemas, pero esto no es algo exclusivo
de nuestro tiempo, toda la historia ha ocurrido, sin ir más lejos en el tiempo
de Job. "Otros han estado con lo
que se rebelan contra la luz; no quieren conocer sus caminos, ni morar en sus
sendas. Al amanecer se levanta el asesino; mata al pobre y al necesitado, y de noche
es como un ladrón. El ojo del adúltero espera el anochecer, diciendo:
"Ningún ojo me verá", y disfraza su rostro."
El mal parece que crece,
aquellos que odian la luz y caminan por las tinieblas aparentemente van ganando
terreno, parece que la luz va perdiendo fuerza, cada vez parece más habitual
ver desgracias y como el pecado del ser humano va creciendo, parece que no hay
nada que hacer, que la corrupción controla todo, que las ganancias deshonestas
están a la orden del día y que por mucho que nos esforcemos de una u otra
manera esto nos afecta.
¿Es posible vivir una vida
cristiana en estas circunstancias? Sin ninguna duda si, aunque difícil es
posible. Cada uno debemos analizarnos y saber cuáles son nuestros límites,
hasta donde podemos llegar, cual es nuestro margen de maniobra, un caso claro
lo encontramos en Daniel, en su llegada a Babilonia le vemos como acceder a ser
instruido por Nabucodonosor, permite que le cambien el nombre pero no admite
comer de la comida sacrificada a los ídolos. Cedió en lo que sabía que no le afectaría y supo frenar el punto en el
que él podía caer. Roguemos a Dios que nos ayude a mantenernos firmes en un
tiempo en que la presión es muy grande, que nos ayude a afirmarnos en la fe y
vivir vidas que glorifiquen a Dios.
AP
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