Job 25 - Nuestra realidad



"¿Cómo puede un hombre, pues ser justo con Dios? ¿O cómo puede ser limpio el que nace de mujer? Si aun la luna no tiene brillo y las estrellas no son puras a sus ojos. ¡Cuánto menos el hombre, esa larva, y el hijo del hombre, ese gusano!"

Para entender el tema central y el hilo argumental de cualquier libro, película, historia, cuento, etc. lo mejor es comenzar mirando la primera y última parte, esto nos dará indicios claros de cuál va a ser el tema central y nos marca lo que el autor va a querer destacar. Lo mismo ocurre con la Biblia comienza mostrando a un Dios poderoso que crea y acaba enseñando como su Gloria es magnificada en los eventos futuros tras el retorno de Cristo. Este es el mensaje de toda la Biblia, Dios es grande, poderoso y digno de gloria.

En contraposición encontramos al hombre, cuyo primera escena es la de su caída y desobediencia a Dios. Aunque Bildad pronuncia sus palabras en forma de ataque a Job, son buenas para que reflexionemos, "¿cómo puede un hombre, pues ser justo con Dios? ¿O cómo puede ser limpio el que nace de mujer? Si aun la luna no tiene brillo y las estrellas no son puras a sus ojos. ¡Cuánto menos el hombre, esa larva, y el hijo del hombre, ese gusano!"

El mensaje que lanza Bildad es exactamente el mismo que vemos en todo el antiguo y nuevo testamento. Dios es grande y santo y ningún hombre puede compararse con Él, todo lo contrario, la esencia de Dios ridiculiza y deja en mal lugar la realidad del ser humano. Bildad nos compara con una larva o un gusano, Pablo dice que los hijos de Dios son tontos, débiles y viles, en resumen lo peor del mundo.

Esto en realidad no es agradable y puede parecer incluso ofensivo, ninguno de nosotros nos gusta sentirnos menospreciados o tomados por poca cosa, pero en cambio vemos que la Biblia una y otra vez busca la comparación del hombre con Dios y en este caso siempre saldremos perdiendo. Por muy justo que sea un hombre nunca podrá compararse con la justicia de Dios, por bueno que llegue a ser el ser humano, su corazón tenderá al mal y se chocará contra Dios. El hombre debe ser humillado para que Dios sea exaltado, todo lo que ocurre tiene como propósito la exaltación de Dios. Sí, somos poca cosa, de poco valor y esto es bueno, porque al vernos así tomamos en importancia la cruz y la sangre de Cristo, por la cual somos valiosos y gracias a ella somos perfeccionados y aceptables ante los ojos de Dios. ¡Qué afortunados somos de conocer a Cristo y haber sido perdonados!


AP

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