"¿Acaso me he alegrado en la destrucción de mi enemigo, o me he
regocijado cuando el mal le sobrevino? No, no he permitido que mi boca peque
pidiendo su vida en una maldición."
En cierta ocasión, en una cena
de gala dos importantes empresarios se encontraron y comenzaron a hablar. Uno
de ellos se percató en la corbata del otro y mostró su buen gusto diciéndole
que era muy bonita. El que vestía la corbata, le contestó, "esta corbata
es especial, solo la utilizo cuando sucede algo que me produce una alegría muy
grande". El empresario, con curiosidad le preguntó que era esto que le
producía tanta alegría. Sin dudarlo le dijo, mi gran enemigo personal y
empresarial murió ayer, hoy es un día perfecto para vestir esta corbata.
Esta historia la escuché hace
algún tiempo, quizá sea cierta o no, pero sí que deja a la vista algo que a
todos nosotros puede llegar a sucedernos, la alegría por el mal de otra
persona. Todo el capítulo 31 Job hace una defensa de su integridad, no dice que
él no haya pecado, todo lo contrario, reconoce sus transgresiones, pero sí que
defiende su rectitud en la vida. En uno de sus alegatos, expresa lo relacionado
con la historia de los empresarios. "¿Acaso
me he alegrado en la destrucción de mi enemigo, o me he regocijado cuando el
mal le sobrevino? No, no he permitido que mi boca peque pidiendo su vida en una
maldición."
No creo que sea muy dificil
ser como el empresario que llevaba la corbata, la actitud es incorrecta, vemos
que está mal, pero es probable que nuestro corazón haya sentido en algún
momento alegría por los problemas de otro y esto claramente no debiera ser así,
el mensaje bíblico es el de amar por encima de todo, empezando por Dios,
siguiendo por el marido y la mujer, los que forman la familia de la fe, el
prójimo y el enemigo. No hay excusa para no amar, es una decisión, no se trata
de sentimientos, no se trata de ganas, es una decisión y una lucha contra
nuestro corazón.
Pero el corazón es engañoso,
lo que debería producir tristeza en ocasiones produce alegría y tristemente
calificamos una situación de buena o mala según los sentimientos, por lo que la
tristeza la catalogamos como mala y la alegría como buena, lo cual es un error,
todas las emociones fueron creadas por Dios. Estar triste no es tener problemas
emocionales, el problema emocional viene cuando debiendo estar triste estamos
contentos o al contrario. Nunca debiera surgir de nosotros alegría por el mal
de otro, incluso de nuestros enemigos, sino amar sin medida, amar a los que nos
maldicen, a los que nos hieren, a los que nos atacan y por encima de todo amar
a Dios.
AP
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