"Recuerda que debes ensalzar su obra, la cual han cantado los
hombres. Todos los hombres la han visto; el hombre desde lejos la contempla. He
aquí, Dios es exaltado, y no le conocemos; el número de sus años es
inescrutable."
Desde el principio de los tiempos
hasta el final, Dios siempre tendrá seres que le alaben y le adoren, su Gloria
no dejará nunca de ser alabada o exaltada, más bien todo lo contrario, toda la
creación a una magnifican y elevan el nombre de Dios por toda la tierra. Dios
verdaderamente es un misterio, el Padre es invisible, nadie puede ver su
rostro, el Hijo es la imagen corpórea del Padre y el Espíritu Santo es el
consolador que transforma y conmueve los más duros corazones. En todos los
tiempos Él ha preservado su nombre y aunque ha permitido que en ocasiones sea
vilipendiado por el hombre, finalmente ha levantado a algún siervo para
reformar países e incluso continentes.
Hoy nos podríamos preguntar,
¿se habrá olvidado Dios de glorificar su nombre en España? El país conocido
como el cementerio de evangelistas, un país duro, difícil, inmoral y
pecaminoso, un país que exalta a los ladrones llamándoles listos cuando
defraudan a hacienda o se libran de condenas que merecen. Si miramos atrás nos
podemos preguntar, ¿no levantará Dios algún hombre que restaure un país
destrozado? Eliú nos pone ante nosotros un reto, "recuerda que debes ensalzar su obra, la cual han cantado los
hombres. Todos los hombres la han visto; el hombre desde lejos la contempla. He
aquí, Dios es exaltado, y no le conocemos; el número de sus años es
inescrutable."
Nos preguntamos y creemos que
Dios se ha olvidado de nuestro país, que parece que no quiere saber nada de
nosotros, que lo ha dejado en la estacada, pero ¿acaso nosotros hacemos algo
porque su Gloria se vea? Nuestras vidas debieran ser el faro de aquellos que
deambulan en sus días y van directos hacia la muerte, nuestros hecho deberían
vernos y ver únicamente a Cristo, su amor, su misericordia, su paciencia, pero
en cambio, muchas veces solo se ve nuestra carnalidad y pecaminosidad.
Por supuesto no somos
perfectos, más bien lo contrario, pero cuanto más tiempo en la intimidad
observemos la Gloria de Dios y nos fijemos en ella, más tiempo en nuestra vida
seremos capaces de reflejarla. Dios es exaltado en toda la tierra, nadie puede
contar su edad, sus obras son visibles desde todos los extremos de la tierra y
nadie podrá nunca igualar su poder. ¡Qué Dios sea exaltado sobre todo! ¡Que
nuestra vida muestre la grandeza de Dios en todo lo que hagamos! Acerquémonos
con seguridad al dador de la vida, pues en Él encontraremos la luz para
iluminar a otros.
AP
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