"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos
y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y
justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. si decimos
que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso y palabra no está en
nosotros."
Escuché en una ocasión de un
hombre que fue llevado a juicio por un robo, habían pasado varios años y este
hombre había cambiado mucho, había pasado de ser un delincuente a convertirse
en alguien totalmente diferente, había conocido a Cristo, y se había producido
un verdadero cambio en su interior. Llegó el juicio y las pruebas que habían no
eran suficiente para condenarle, este hombre, al ser preguntado únicamente
debía decir que no lo había hecho y se libraría de entrar en la cárcel. al ser
preguntado tuvo un dilema acerca de su respuesta, decir que no y salvarse o
reconocer su error y entrar en la cárcel. Este hombre, cambiado por completo no
pudo negarlo, prefería entrar en la cárcel que ofender y desobedecer a Dios.
Sin duda este es un ejemplo de
rectitud y de una manera correcta de hacer las cosas, la evidencia de que era
un hombre nuevo, alguien capaz de aceptar las consecuencias de sus errores y no
solo eso, sino de reconocerlos públicamente. Este es el primer paso para el
arrepentimiento, pero en cambio "si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para
perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no
hemos pecado, le hacemos a él mentiroso y palabra no está en nosotros."
El arrepentimiento comienza
con la confesión, no puede haber arrepentimiento en nuestro corazón si no hay
confesión de las transgresiones que hemos realizado. La falta de
arrepentimiento es rebeldía, cuando nos negamos a reconocer nuestras maldades
estamos diciendo que no hemos pecado y esto entra en un conflicto constante con
Dios, porque Dios ha dicho que "por
cuanto todos pecaron están destituidos de la Gloria de Dios", por lo
que le hacemos a Él mentiroso, porque de una misma situación, diciendo lo
opuesto, uno no dice la verdad, y desde luego ese no es Dios.
Pero hay esperanza, para que
nuestro gozo sea completo, su dejamos de engañarnos a nosotros, si abrazamos la
verdad, si reconocemos nuestros pecados y los confesamos a Dios (no a ninguna
persona, únicamente a Dios) Él será fiel para perdonarnos, su sangre pagará el
precio de nuestro pecado ante el Padre, nos limpiará y nos perdonará, hará que
nuestro corazón vuelva a estar limpio. Un cristiano se le caracteriza por un
espíritu de arrepentimiento, se pasa el día pidiendo perdón a Dios porque peca
y le duele pecar. Para que tu gozo sea completo debes seguir arrepintiéndote,
reconociendo tu pecado y será evidente que eres hijo de Dios.
AP
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